sometido a este ejercicio y han pensado para ellas
plazos más largos. Pero aún hay enormes debilidades
en estas reflexiones.
Por cierto, el debate se ha complejizado: hay más ac-
tores involucrados, ya no sólo son las universidades
y los expertos en este debate, sino que también la
ciudadanía entera. Esa ciudadanía tiene opinión, vi-
siones y percepciones sobre cómo debe evolucionar
el sistema de Educación Superior. Eso hace mucho
más interesante y desafiante el debate universitario.
La discusión que se está produciendo en el mundo,
a propósito de la reconfiguración de los sistemas de
Educación Superior, va más allá de las ideologías e
intereses que dan forma a los sistemas de Educación
Superior. Es indudable que estos influyen, pero su
alcance es mucho más amplio. El propio desarrollo
del sistema de educación da cuenta de eso.
Hasta donde conozco, no hay -quizás con la ex-
cepción parcial de Suecia- un desarrollo como
el que tuvo históricamente nuestro país previo al
golpe militar de 1973: un sistema de provisión
mixta con financiamiento crecientemente igualita-
rio entre las universidades públicas y privadas. Por
ejemplo, cuando se fundó el Consejo de Rectores
de las Universidades Chilenas (Cruch) en 1954, se
asignaron recursos públicos que se distribuyeron
a lo largo de 18 años y que estaban relacionados
con la matrícula de cada una de las instituciones
de Educación Superior. En Chile, la política de fi-
nanciamiento público de instituciones privadas ya
se había consagrado presupuestariamente en 1922.
Ahora, si uno mira la experiencia comparada, este
tipo de desarrollo del sistema de Educación Supe-
rior es muy anormal. De todos modos, es impor-
tante consignar que esas ocho instituciones origi-
nales parecían compartir un ideal de universidad.
Sin embargo, ello parece haberse desfigurado.
“Ahora, en un mundo
poblado
de instituciones diversas y
heterogéneas, cabe preguntarse,
entonces, si hay una idea que
las funde, justifique o incluya
a todas. O quizás habrá que
aceptar con Habermas que ‘las
organizaciones universitarias ya
no materializan una idea’”.
P.54
P.P. / Nº1 2016 / Dossier