Las universidades son instituciones políticas. Esto no
quiere decir que estén politizadas o sean ideológicas.
Me refiero a su dimensión organizacional, financiera,
y a la regulación en el campo político, mediada por
el Estado. Por ello afirmo que las universidades son
entidades políticas.
De igual modo, es importante clarificar que las po-
líticas públicas en Educación Superior se desarrollan
en un contexto global. Por ejemplo, en Sudáfrica
el Estado tiene que considerar la desigualdad, el
apartheid
, el acceso; en Europa occidental están pre-
sionados por reglas impuestas especialmente desde
Estados Unidos; en ese país, en tanto, la matrícula
y los aranceles son altos y los estudiantes acumu-
lan una enorme deuda; en China el Estado trata de
hacer un balance entre la Educación Superior y el
cambio social y económico. En este contexto inter-
nacional, en Chile se discute hoy sobre el acceso, la
gratuidad y el rol del Estado y la sociedad civil en la
Educación Superior.
Éste es un fenómeno mundial. En distintos países
se debate sobre el papel del Estado o sobre cuál es
el mejor sistema y el propósito de la Educación Su-
perior. También existen preguntas sobre la desigual-
dad, el desarrollo de los profesionales, la producción
de investigaciones, la capacitación de la fuerza labo-
ral, el desarrollo económico, la creación de un nuevo
conocimiento y la preservación de las áreas históri-
cas del conocimiento.
Una característica general de esta discusión es la
mezcla de bienes privados y públicos en Educa-
ción Superior. Esto significa que hay que conside-
rar aquellas cosas que no se pueden producir en los
mercados, pero que la ciudadanía demanda que
existan. Es decir, cuánta educación se va a entregar
y cómo entregarla. Es aquí donde los países deben
definir sus prioridades en relación a su contexto his-
tórico, político y económico.
El Estado en educación
Es ahí donde surge el interés por situar el papel del
Estado en la consecución de los objetivos de la Edu-
cación Superior. La ideología y los intereses marcan
esta discusión sobre el Estado, pues las acciones que
se emprendan están caracterizadas por la disposición
política hacia éste. Por ejemplo, en Estado Unidos
se promueve seguir reduciendo el rol del Estado,
disminuyendo los subsidios y otros aportes. Enton-
ces, en Estados Unidos se ha producido un aumento
sostenido de la matrícula y de los aranceles en los
últimos 40 años. Por otra parte, tenemos el caso de
los países escandinavos, con altos grados de subsidio
y bajas matrículas y aranceles gratis.
Esta relación entre matrículas y aranceles es muy
compleja e implica una tensión entre las políticas
educacionales y las tributarias, porque se debe res-
ponder a la pregunta: ¿quién paga, quién se benefi-
cia y quién debería pagar?
Las decisiones que el Estado tome sobre la Edu-
cación Superior tienen repercusiones en los resul-
tados de la política pública. No solamente res-
pecto al subsidio para las instituciones, sino que
también en relación a la acreditación, al grado de
gobernanza estatal y a la legitimidad del sistema
frente a la sociedad.
La Educación Superior es clave para el desarrollo de
una nación y las decisiones del Estado generan conse-
cuencias. En Estados Unidos ha habido un aumento
de las universidades con fines de lucro desde 1995 gra-
cias al apoyo político para estas leyes neoliberales. Se
estableció financiamiento público para garantizar los
préstamos de los estudiantes que van a las instituciones
con fines de lucro, dándoles además un trato privile-
giado a estas instituciones respecto a su gobernanza.
Además, estas instituciones tienen aliados en la arena
política y en los medios de comunicación.
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P.P. / Nº1 2016 / Dossier