del mar como de la tierra” (…) necesi-
taban mucha mano de obra, sacaron a
mucha gente de su hábitat natural y se
los proletarizó, y ahí comenzó un pro-
ceso de abandono de su propia cultura,
un proceso de deterioro de lo que es la
cultura chilota”.
Luego desembarcaron otras empresas a
extraer recursos de la isla. Entonces vino
la fiebre del loco, la fiebre del alga, “sin un
sentido de cultivo, de conservación y ma-
nejo de los recursos. Y Chiloé fue poco a
poco perdiendo su identidad, abandonan-
do sus propias costumbres y quedando en
una situación en que una cultura se come
a la otra. Acompañado además de políti-
cas de Estado que no toman en cuenta las
condiciones propias de esta cultura”.
La expulsión del mar
No sólo cambiaron las condiciones ma-
teriales de la vida cotidiana, sino que
también el crecimiento de la industria en
la región trajo consigo una transforma-
ción simbólica brutal. “Otro cambio tie-
ne que ver con el acceso y el uso del mar,
que es parte esencial de la cultura de la
región”, plantea Bustos, agregando que
salir a pescar o mariscar era parte de las
prácticas cotidianas y de los imaginarios
de Chiloé. “En este proceso de llegada
de esta industria, los chilotes y la gente
de los fiordos y de la zona del estuario de
Reloncaví, de Chaitén, pierden el acceso
al mar, porque ahora hay reglas para en-
trar a éste”, afirma la académica.
En un contexto de libertad, arraigo y ape-
go es que “empieza a haber un proceso
de expulsión del mar”, situación que fi-
nalmente se institucionaliza con normas
como la Ley de Pesca de los ‘90, que inclu-
ye un ítem de acuicultura. En este cuerpo
legal, como explica Bustos, “se les dice a
los pescadores artesanales que tienen que
tener carnet para ser pescadores; segundo,
que tienen que tener cuota; que no pue-
den pescar en cualquier parte; y tienen
que hacerlo siguiendo las instrucciones
que están explicadas en la ley. Y además a
la acuicultura se le da estatus legal, la zona
de acuicultura es de acuicultura y los pes-
cadores no pueden estar ahí”.
En esta línea, Bugueño complementa
que con este cambio “lo que más se mo-
difica son las prácticas cotidianas, que
hicieron que los pescadores artesanales
pensaran el mar desde el tema del cultivo
de recursos más que sólo de extracción.
Pasaron de una mirada de cazador reco-
lector al sedentarismo y a ocupar el mar
como una parte de cultivo”.
Centralismo, aislamiento y las
posibilidades de un puente
“El nivel de centralismo existente en
Chile -el más alto de la OCDE- genera
condiciones de tanta desigualdad entre
los territorios, de tanta ineficiencia en la
gestión, de tal concentración del poder
y de los recursos, que nos encontramos
ante un Estado que no tiene la capaci-
dad de responder adecuadamente a los
problemas, necesidades y particularida-
des de sus distintos territorios”, plantea
la académica de la Facultad de Ciencias
Sociales, Claudia Zúñiga, respecto a otro
factor que cruza la situación de muchas
zonas del país, incluida Chiloé.
El tema del centralismo y del modelo de
crecimiento económico aplicado en Chi-
loé también ha quedado al descubierto a
P.34
P.P. / Nº1 2016