les jóvenes, con los cuales comparto mi
experiencia y aprendo muchísimo. Por lo
tanto me siento muy completo haciendo
estas tres cosas al mismo tiempo, me de-
finen quién soy, humanamente.
En tu trabajo te han movido problemá-
ticas que te han obsesionado un poco.
Un tiempo fue la dictadura chilena,
después Ruanda. ¿Qué temáticas estás
trabajando hoy en día, qué fenómenos
mundiales te están impactando?
-El fenómeno de las mal llamadas cri-
sis de inmigración que se están viviendo
en Europa es un tema que me interesa
últimamente. Hice un par de obras sobre
eso y estoy preparando una tercera mu-
cho más grande que se va a presentar este
verano en Suiza. Es un tema candente en
Europa, no sé si han llegado reverbera-
ciones a Chile. Es un tema muy potente,
se está supuestamente desestabilizando,
debilitando, Europa. Hay miles de pre-
guntas sobre la identidad de Europa, hay
movimientos prácticamente fascistas de
reacción anti inmigrantes. En fin, están
pasando muchas cosas, y como yo trabajo
mucho en Europa me pareció natural re-
accionar a esto.
Ver lo invisible, lo que no está a la vista, lo sugerido, el estallido. Crítica, la obra de
Jaar pareciera girar como si lo hiciera dentro de un movimiento pendular que lo lleva
a los bordes al mismo tiempo que sus derivas lo encuentran con la institucionalidad
que muchas veces busca fagocitar esa disidencia. Esos son los movimientos que hoy
traen a Chile al Premio Nacional de Arte 2013 y autor de
Rwanda Project
, un trabajo
de gran envergadura que se extiende entre 1994 y 1998 y donde nos muestra lo “no
mostrado”, el genocidio de Ruanda que para muchos pasó inadvertido sólo porque la
violencia asoló a África.
El estallido de esas formas a través de ojos que miran, que juzgan o sufren, está en cada
uno de los fragmentos de este proyecto. Esta obra da cuenta de la propuesta que está
en el centro de la vida de este artista que representó a Chile en la Bienal de Arte de
Venecia en 2013.
Rwanda Project
incluye dos cajas luminosas montadas muy cerca la
una de la otra, en las que aparecen textos de letras blancas sobre negro: “Un domingo
por la mañana, en una iglesia de Ntarama, cuatrocientos tutsis fueron asesinados por
un escuadrón de la muerte hutu. Gutete Emerita, de 30 años, estaba en misa con su
familia cuando empezó la masacre. A Tito Kahinamura, su marido, y a sus dos hijos,
Muhoza y Matirigari, los mataron a machetazos en su presencia”. En este trabajo se
incluye
Real Pictures
, construido con cubos hechos con cajas fotográficas negras con
un texto que describe las imágenes que guardan en su interior.
Jaar, también autor de “El lamento de las imágenes” y un artista inscrito ya en la cul-
tura visual contemporánea, vuelve para seguir reencontrándose con Chile, moviéndose
también en los bordes de un extrañamiento que lo hace volver la mirada a la vida
cotidiana, a las rutinas y al peso de la memoria que, como una pulsión diaria, se abre
por las cicatrices del país.
En 1979 Alfredo Jaar realizó estudios de cine en el Instituto Chileno Norteamericano de
Cultura en Santiago y en 1981 ingresó a la carrera de Arquitectura en la Universidad de
Chile. En 1982 ganó la Beca Fundación del Pacífico y se radicó en Nueva York, ciudad
donde vive hasta hoy. Sobre su relación con esta décima versión de Hemisférico es enfáti-
co en decir que la convocatoria basada en la disidencia lo compromete aún más para este
viaje: “He seguido los pasos del Instituto Hemisférico de Performance y Política desde
sus comienzos y es una gran iniciativa que admiro muchísimo.
Me habían invitado un par de veces antes, pero mi calendario nunca me permitió
aceptar la invitación. Esta vez sí puedo participar y es una gran alegría que este Xº
Encuentro tenga lugar en Santiago. El tema de este preciso encuentro también me
parece perfecto: es sobre lo excéntrico, lo disidente”.
El regreso lo traerá al Teatro Baquedano de la Universidad de Chile, donde conversa-
rá con estudiantes, académicos y artistas visuales. Dice venir en el momento preciso:
“En estos tiempos oscuros donde falla la política, sólo queda la cultura como un
gran espacio de libertad y esperanza. La única alternativa que queda es ir a con-
tra-corriente, quebrar las reglas, correr riegos; en otras palabras, probar estrategias
excéntricas, arriesgadas, fuertes, disidentes. Espero que este encuentro nos ofrezca
luces en la oscuridad reinante”.
Cuando los bordes se pliegan para avanzar hacia una agenda más radical, está el arte y la
cultura para recordarnos el camino. Así piensa Alfredo Jaar antes de un nuevo viaje hacia
un país que empuja sus fuerzas para provocar transformaciones estructurales. Y es que,
insiste quien prefiere las imágenes como lenguaje, “el arte y la cultura son nuestra última
oportunidad de crear cambios radicales sobre cómo vivimos y cómo queremos vivir. El
artista juega un papel esencial: el artista crea modelos de pensar el mundo”.
Arte para una agenda radical
POR XIMENA PÓO F., DIRECTORA DE EXTENSIÓN DE LA U. DE CHILE
“El mundo del arte es
un mundo muy privilegiado,
muy protegido aún, donde
podemos hacer a las
imágenes tener su peso,
podemos crear imágenes que
afecten cambios. Pero
el precio que pagamos
es que nuestra audiencia
es muy limitada”.
P.30
P.P. / Nº1 2016