Table of Contents Table of Contents
Previous Page  291 / 448 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 291 / 448 Next Page
Page Background

291

solamayor certeza, sino sólo el uso adecuado de las herramientas yméto-

dos" (Moreira, 2007: 19). Este es justamente el punto que quiero desta-

car en este artículo. Por sus métodos y recursos, la antropología está

habilitada para producir una lectura del mundo social entendido como un

conjunto de normas que ayudan a profundizar el conocimiento del hom-

bre por el hombre y nunca como certezas o axiomas indiscutibles (Da

Matta, 1981). La descripción etnográfica y las técnicas que complemen-

tan la observación directa del antropólogo de las situaciones y procesos

sociales que son objeto de su análisis y el recurso del acercamiento/dis-

tanciamiento, son herramientas que confirman el valor cognitivo que ofre-

ce esa lectura.

Es erróneo pensar que solo el antropólogo interpreta la realidad que

observa. La ley es también una instancia interpretativa de los jueces "y de

todos los miembros que componen una sociedad en donde esa ley y el

castigo por violarla es asumida" (Kalinsky, 2003: 32). Pero a menudo se

suele descalificar la etnografía descriptiva/interpretativa por el principio

de la relatividad cultural que encierra el adoptar el punto de vista del nati-

vo, confundiendo este hecho con un "fundamentalismo de las diferencias

culturales (relativismo cultural)" (Kalinsky, 2003: 26). Señala que en el

derecho penal se invalida este principio y sin embargo se considera "obje-

tiva" la propia esencialización que el mismo hace al valorar como

preexistentes los significados y acciones humanas independientemente de

las percepciones y creencias sociales de las personas mismas (Kalinsky,

2003: 26).

Rosaldo (1989), en un memorable libro, sostiene -con razón- que la

verdad del objetivismo absoluto, universal y eterno perdió su estatus

monopólico. En su propuesta de una nueva forma de análisis social resca-

ta el peso que tiene en la producción de conocimiento la emoción. En su

caso, el valor cognoscitivo de la ira y la tristeza frente a los acontecimien-

tos que le ocurren en su experiencia de campo con los ilongots (del norte

deLuzón, Filipinas).