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Retomando a Guber (2001) permítame el lector insistir en el hecho de
que la diversidad de la experiencia humana constituye el motor de la inter-
pretación/descripción de lo que el antropólogo vivió en el campo: en sus
interacciones con las personas y su propia persona. Esta autora nos re-
cuerda que el mundo social no se reproduce por las normas internalizadas
por los actores, sino por las interacciones que estos mantienen. Son ellos,
en sus intercambios, quienes producen la sociedad a la que pertenecen.
La tarea del antropólogo consiste en aprehender la forma en que esos
actores producen e interpretan su realidad. La presencia del investigador
en el campo y sus interacciones son el principal instrumento de investiga-
ción y producción de conocimiento. El antropólogo es, pues, una persona
que experimenta la vida que comparte con los nativos; transita de la
reflexividad propia a la de los nativos; y de la de estos a la propia. De
modo que, como lo demuestra Rosaldo con su propia experiencia entre
los ilongots
,
la emoción, el dolor, la alegría, la tristeza son insumos para la
interpretación/descripción.
Una noche durante un trabajo de campo en la aldea indígena toba-
pilagá Ensanche Norte en la provincia de Formosa, me encontraba dur-
miendo en la enfermería, lugar dondeme había instalado hacíamás de un
mes con todo el equipo necesario para registrar cada cosa que allí acon-
teciera.Antes de acostarme había escrito en mi diario de campo cuanto
había visto y oído ese día. Pronta a entrar en un sueño profundo, la venta-
na se abrió a causa de un fuerte golpe de puño. Asustada, encendí la
linterna e iluminé hacia allí. Un joven seme apareció. Grité pidiendo ayuda
amis vecinosmás próximos. El jovenme dijo "callate, no grités". Pero su
vozme hizo gritar más fuerte aún y él
escapó.Alrato comenzaron a llegar
los vecinos. Procop fue el primero; traía una linterna en sumano y cálida-
mente buscó tranquilizarme: "es unborracho; no te va a hacer nada". Rosita
mandó a su hija para que durmiera conmigo el resto de la noche. A la
mañana siguiente varias personas se reunieron frente a la enfermería para
pedirme que denunciara al muchacho ante la policía local. El pastor y el
jefe políticome exigían que lo hiciera. Me negué enérgicamente por dos