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-como es comprensible- solo recordaban los casos más memorables,

dando lugar a un registro de casos que está inevitablemente sesgado hacia

lo extraordinario. Los asuntos menores y cotidianos se olvidan y quedan

fuera del registro, a pesar de que los casos mundanos probablemente

constituyen la mayor parte de los problemas con que lidiaban. También

los recuerdos están inevitablemente distorsionados. Los ancianos tende-

rán a recordar los argumentos y justificaciones que determinaron la solu-

ción, olvidando amenudo los argumentos que no resultaron en nada. Los

ancianos también pueden fallar al recordar nombres cruciales, fechas o

hechos. De igual forma, ellos -como todo el mundo- tienen sesgos, de los

cuales pueden estar o no conscientes. Finalmente, los ancianos que los

antropólogos eligen para entrevistar son comúnmentemiembros respeta-

dos e importantes del grupo, que aprueban sus costumbres. Los miem-

bros descontentos y desfavorecidos, y sus críticas al

statu quo

, rara vez

están representados

2

.

La primera vez que investigué el derecho zinacanteco en 1966-67, me

basé en el método de Llewellyn yHoebel de entrevistar a hombresmayo-

res bien informados acerca de casos pasados. Traté de observar casos en

el juzgado del pueblo, pero renuncié a ese proyecto por dos razones.

Primero, el tribunal lidiaba con relativamente pocos casos. En lamayoría

de las semanas solo había uno o dos. Tratar de observar casos podría

haber involucradomuchas horas perdidas. Segundo -y tal vez lomás im-

portante- encontré incómodomerodear por el

juzgado.Yo

era una mujer

joven y los funcionarios del tribunal eran todos hombres que ocupaban su

tiempo libre bromeando entre ellos. Si hubiese sido un hombre joven,

como lo era un investigador de una comunidad vecina, me podría haber

quedado y bromeado con los funcionarios (Prokosh, 1964). Peromi pre-

sencia, como mujer, hacía que todo el mundo -incluida yo- se sintiera

incómodo. Por lo tanto, resolví entrevistar a informantes -principalmente

hombres mayores, líderes en sus comunidades o aldeas, o que habían

trabajado en el tribunal municipal- enmi oficina en el pueblo cercano de

San Cristóbal de Las Casas. El

Harvard Chiapas Project,

del que yo