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nomía popular de España" (Costa et al., 1902): el sorteo de labranzas, de
tierras concejiles o comunales, hallada en pueblos de Castilla, también de
Extremadura, de León, deAragón, deAsturias... Joaquín Costa, en su
investigación de Zamora, es el primero que la estudia como ejemplo de
medida de
redistribución
-lo que él entendía como "economía popular",
mucho antes de que existiera la idea de "economíamoral"
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- y de
derecho
social
(los derechos consuetudinarios que responden a los valores de
estas "economías populares").
No olvidemos que a pesar del análisis (separación) que propongo, la
acción consuetudinaria o de la costumbre lo fusiona todo como una em-
presa social, jurídica y moral a la vez. Esta separación analítica obedece
únicamente a una propuesta metodológica para entender mejor lo que
conlleva el cumplimiento de una costumbre.
Comencemos con la ficción legal de tipo analógico. Es la que en el
sorteo de labranzas se da por analogía con la igualdad de los hombres
ante la ley. Esta es la igualdad de todos los vecinos, campesinos y no
campesinos, para concurrir en el sorteo con igual derecho.
La costumbre del sorteo de labranzas hace como si todos los vecinos
fueran campesinos, porque intervienen todos los vecinos, incluyendo el
párroco, el farmacéutico, el herrero, etc. Concurren todos los vecinos,
sean o no campesinos. Se entiende aquí una igualdad en el que el derecho
de vecindario sobre lo que es del común de estemismo vecindario preva-
lece sobre el derecho agrario que trata de otorgar la tierra a quien se
dedica a ella, bien ya sea propietario o solo labrador.
Son
tierras de labranza
las que
también
se otorgan
para labrar
a
quienes no labran
: este es el origen de la ficción.
Dicha ficción es de carácter analógico: se reparten también esas tierras
entre no labradores
como si
lo fueran.