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La ficción realista consiste básicamente, pues, en alterar las atribucio-

nes de la ficción legal analógica, "la igualdad de todos los vecinos" intro-

duciendo una redistribución de lotes que altera el principio inicial (para

"cabezas de familia") y un subsorteo para adecuar mejor el primero a las

circunstancias particulares de algunas familias (mano de obra activa en el

hogar).

La tercera ficción es la de carácter eminentemente moral, es la que

instituye el procedimiento que parecemás justo para la redistribución.

Decía al comienzo, al citar a Gluckman, que las costumbres jurídicas

separan a las personas para reunirlas luego. En este caso el procedimiento

de reunión es el sorteo. El sorteo se presenta como un dogma moral y

procesal, como el procedimientomás justo para resolver la cuestión.

El echar a suertes ha sido también una forma de juzgar para algunas

civilizaciones.Ymás la suerte asociada a la fe religiosa (como en algunas

ordalías). Con lo cual no es procedimiento banal en la historia de las cul-

turas jurídicas.

Además, el factor suerte opera indirectamente de muchos modos en

procesos aparentementemás controlados jurídicamente.Así, los antiguos

griegos, más que jueces, lo que tenían eran jurados, que votaban después

de escuchar a las partes. Nosotros también tenemos jueces, que no son

jurados, pero que votan y son escogidos por votación. La suerte entra,

pues, en los números que deciden los números de los jueces elegidos, y en

los números que deciden las sentencias pronunciadas. La suerte numérica

no es ajena a las resoluciones de las altasmagistraturas.Yaunque se tenga

por representativa (democrática), la resolución numérica es también apre-

ciada como derivada de una suerte: "vamos o no vamos a tener suerte con

este tribunal".

En el sorteo de labranzas se fija un día para el sorteo, se fija un lugar, y

se fija un procedimiento. Es la ceremonia de la costumbre, la cual suele

celebrar

el sorteo en un día de fiesta patronal.