Oriente medio : una eterna encrucijada - page 121

Oriente medio: una eterna encrucijada
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el territorio ocupado de Palestina, «en todas sus formas polí-
ticas, económicas y militares»
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.
La revista causó tal impresión entre las autoridades kuwaitíes que ha-
cia 1962 dieron el visto bueno para la organización de una conferencia en
Kuwait. Dicha reunión sería el germen de la progresiva expansión del
movimiento que comenzó a recibir voluntarios provenientes de otras re-
giones del mundo árabe.
Hacia 1964 y en plena expansión de al-Fatah, Nasser informó la crea-
ción de la
OLP
que en sus orígenes no fue vista con buenos ojos por los
militantes de Al-Fatah. Asumieron una postura crítica a la nueva organi-
zación, ya que estimaban imprescindible realizar previamente un trabajo
de preparación entre las bases sociales antes de iniciar la lucha armada.
Lo anterior escamoteaba una verdad ineludible: la
OLP
competía directa-
mente con al-Fatah en la generación de adeptos y adherentes. Sin embargo
hacia dicha fecha la imagen política de Nasser era demasiado prestigiosa
como para enfrentarse a sus designios. A regañadientes los dirigentes de
al-Fatah acordaron establecer una coordinación con el liderazgo de la
OLP
a la hora de actuar políticamente.
Al año siguiente, Al-Fatah inició sus operaciones militares, atacando los
proyectos israelíes de desviación de las aguas del Jordán. Durante 1965, Al-
Fatah perpetró 39 acciones militares contra objetivos israelíes. Las victorias
provocaron una percepción de seguridad que llevó a sus miembros a asociar
su nombre con el de Al-Asifa, despuntando una carrera de hostigamiento
permanente a Israel, que ya no se detendría más. En el campo diplomático
y en franca competencia con la OLP, Al-Fatah interpuso su primera apela-
ción a las Naciones Unidas, respecto de la cuestión palestina.
En junio de 1967 se produjo la Guerra de los Seis Días, en la cual Israel
se hizo de la Cisjordania, el Sinaí y las alturas del Golán. La derrota
árabe marcó la irrupción definitiva de Al-Fatah en el campo de la «alta
política» árabe. En ese momento se propuso capturar el liderazgo de su
antigua competidora, la OLP. Para enfrentar las hostilidades, la cúpula
militar de Al-Fatah determinó actuar en dos direcciones: primero, busca-
ría expandir sus actividades militares contra Israel y; segundo, en una
maniobra política fortalecer los nexos con los gobiernos árabes. Arafat y
sus seguidores jerosolimitanos comenzaron a sondear las posibilidades de
un levantamiento popular armado en la Margen Occidental del Jordán.
Durante los meses siguientes a la guerra, al-Fatah buscó establecer redes
de guerrilleros en la Cisjordania. El paso siguiente fue establecer un cuar-
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Quintana, Santiago,
op. cit.
, pág. 88.
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