Oriente medio : una eterna encrucijada - page 117

Oriente medio: una eterna encrucijada
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(Movimiento de Liberación de Palestina), al mismo tiempo que sus inicia-
les H.T.F. que en árabe significan ‘muerte’. Como esa palabra no habría
complacido plenamente a sus dirigentes para designar a un movimiento
siempre en búsqueda de nuevos adherentes sus líderes la invirtieron por
F.T.H. que, en árabe, quiere decir conquista.
Al-Fatah emergió tempranamente como un movimiento nacionalista,
cuyos objetivos declarados fueron la liberación de Palestina del dominio
israelí y la constitución de un Estado secular y democrático, sin distincio-
nes étnicas o religiosas. El énfasis nacionalista remitía a su principal mó-
vil: la liberación de la «patria» palestina, espacio geográfico cuyos natu-
rales, y su descendencia, identificaron invariablemente como propia. La
comunidad natal pasó a ser el primer signo de identidad de estos palestinos,
quienes solo después se reconocían a sí mismos como árabes.
La emergencia de al-Fatah hacia 1959 había marcado una opción po-
lítica alternativa al panarabismo y el nacionalismo árabe. Esta perspecti-
va enfatizaba el colaboracionismo de la ideología árabe desde su naci-
miento, con las tropas de ocupación (colonial), lo que habría devenido en
el aplastamiento de la rebelión árabe y la claudicación nacional de sus
dirigentes. En consecuencia, se desacreditó desde el comienzo. La concien-
cia árabe quedó dislocada y bifurcada entre: 1) la continuidad de un Islam
que ya no corresponde a las realidades políticas e históricas, pero que, a
pesar de todo, continúa alimentando una cierta noción de legitimidad y
sustentando una ética social aún activa y una referencia comunitaria; 2) el
etnicismo, que es inspirado en la adhesión a un patrimonio cultural, fuente
de orgullo y de distinción frente a la alteridad, de un parentesco histórico y
de una memoria colectiva; y, finalmente, 3) el patriotismo territorial, basa-
do en una materialidad política representada por el Estado, en el poder
cercano, directo y actual, y en la eclosión de las nuevas fuerzas locales.
Para comprender los derroteros que siguió al-Fatah se hace indispensa-
ble personalizar el relato en la persona de su fundador; Yasser Arafat,
nacido en 1929, aunque no tenemos certidumbre geográfica respecto de su
lugar de natalicio. Existen versiones que lo ubican en El Cairo, mientras
otras refieren a Gaza o incluso Jerusalén. Lo cierto es que en 1951 Arafat
estaba cómodamente establecido en la capital egipcia donde oficiaba como
estudiante de ingeniería de la Universidad Fouad I. Alumno aventajado en
el estudio de idiomas, rápidamente destaco como líder político de las asam-
bleas estudiantiles. Como muchos condiscípulos de su generación, lo ante-
rior no fue óbice para recibir entrenamiento militar. Pronto se convirtió en
experto en demolición y sabotaje.
Activo e inquieto políticamente, el joven estudiante organizó la Unión
de Estudiantes Palestinos cuya orientación original era la idea de «Palesti-
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