Página 600 - Obras completas de don Andrés Bello: Volumen X : Derecho internacional
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DERECHO
INTERNACIONAL
al
gobierno
actual
de
aquel pas,
i
de
sentarse
otra
vez
en
la
silla
presidencial,
creemos
que
nuestro
gobierno
se
abstendra
de
tomar
parte
en
la
cuestin,
i
aguardara
trancpuilo
que
la
dirimiese
la fortuna
de
las
armas
o
la
voluntad
del
piueblo
ecuatoriano.
Pero
no
es
este
el
caso.
El
jeneral
Flores
alista
tropas
i
se
procura
medios de
invasin
en un
pas
europeo.
Sujiongamos
que
tuviese
suceso;
cules
serian
las
conse
cuencias?
No habria
proscrito
cjue
no
apelase
en
adelante al
mismo recurso,
con
la
seguridad
de
hallarlo
en
los
pueblos
de
Eurepa,
redundantes de
poblacin
menesterosa,
i
de
una
clase de hombres
formados
en
la escuela
de
las
ajitaciones
po
lticas,
hambrientos
de
fortuna,
i
disjiuestos
a
seguir
la
primera
bandera
que
les ofrezca
este
cebo. Las
ganancias
de
los
capi
talistas que hubiesen
embarcado
sus
fondos
en
la
expedicin
de
Flores,
alentaran
a
otros
para
invertir
los
suyos
en
otros
atentados
de la
misma
espiecie.
I
en
qu
serie
de
alarmas,
de
alteraciones,
de
guerras
destructoras,
no
se
verian
envueltas
entonces
las
repblicas
sur-americanas?
No
se
trata
de
una
lejitmidad personal,
de
una
vinculacin
de
gobierno,
en
que
solo
peligren
las
instituciones
del Ecuador. Se
trata
de
un
pieligro
que
amenaza
a
todas
las
sociedades
sur-americanas;
se
trata
de
prevenir
un
ejempilo
funesto,
que
repetido
(como
no
dejaria
de
serlo)
envolvera
nuestra
civilizacin,
nuestras
ins
tituciones,
nuestra
existencia,
en
una
ruina
comn.
Esto,
su
poniendo
epue
la
expedicin
ele
Flores,
o
ele
Flores
i
Santa
Cruz,
no
fuese
mas
epue
una
empresa
privada,
sin
otros
recur
sos
que los del
uno
o
los
dos;
ejue
es
la
suposicin
que
tene
mos
por
mas
verosmil.
Pero
el
peligro,
aunque
ele
diferente
especie,
no
sera
menor,
ni
de
consecuencias
menos
trascen
dentales
para
las
repblicas
sur-americanas
todas,
incluso
Chile,
si
Flores
no
fuese
mas
cjue el
instrumento
de
un
gabi
nete
europeo,
que
tuviese
miras
de
nteres
propio
en
la
ex
pedicin.
Estamos
en
vsperas
de
pioder
formar
un
juicio
seguro sobre
este
punto,
i
reservamos
piara
entonces
las
reflexiones cpue
sujiere,
i
que,
por
otra
parte,
no
pueden
menos de ocurrir
a
todo
hombre
sensato.
Una sola observa
cin
nos
permitiremos.
El
Mercurio
dice
que la Amrica
