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Nº 7 mayo 2015 / El Paracaídas
¿Por qué es una mala idea un convenio de gratuidad?
- Porque la lógica de los derechos sociales es que sean univer-
sales. Si hay gratuidad, tiene que ser gratuidad para todos los
estudiantes en todas las instituciones. El sentido de la gratui-
dad solo se logra si es genuinamente universal. Entonces, la
pregunta es de dónde salen los recursos para eso. En el con-
texto actual, la única posibilidad es un fondo que se !nancie
con las contribuciones de quienes fueron a la universidad.
Un impuesto al profesional que estudió gratis...
-Creo que esa es la mejor solución, pues hace posible la gra-
tuidad real. La crítica que yo recibo de vuelta es que se trata
de gratuidad con letra chica. Es una crítica absurda, porque
se confunde créditos con impuestos. La cuestión es que debe-
mos diferenciar a los créditos de los impuestos.
¿Por qué se tiende a confundir créditos con impuestos?
- Porque pensamos en la lógica neoliberal de que los impues-
tos siempre son precios. Pero los impuestos no son precios,
son contribuciones. Es la manera en que cada uno contribuye
a un emprendimiento de todos los ciudadanos. Si yo recibo
un crédito, mi deber es devolver lo que yo recibo más la tasa
de interés. La lógica de un impuesto es completamente dis-
tinta, porque yo no pago según lo que recibí, sino que pago
según mi capacidad contributiva. Los impuestos están calcu-
lados en referencia a lo que yo puedo pagar.
Pero no solo hay una tensión conceptual, existen también
cuestionamientos operacionales, como por ejemplo, que la
gratuidad partiría con un dé!cit millonario...
- No es un dé!cit, es un costo de puesta en marcha. Es cu-
rioso, porque quienes se oponen al sistema de impuestos son
partidarios ahora de un crédito contingente al ingreso. Ellos
dicen que la educación no es gratuita, porque siempre se trata
de un crédito y la única diferencia es que hay un subsidio para
el más pobre.
Otro argumento en contra del impuesto a los profesionales
es que supuestamente muchos estudiantes no se titularían
para evitar el pago de la contribución...
- El mismo problema existe para el crédito contingente al
ingreso. Hay que decidir desde cuando se empieza a devolver.
Pero es más importante insistir en la idea de un fondo que
se !nancia con todos quienes estudiaron gratuitamente. Es
un sistema de reparto invertido. En un sistema de pensiones
solidario, primero uno contribuye y después recibe. Aquí, un
estudiante primero recibiría y después contribuiría.
¿Es factible este tipo de gratuidad en la educación superior?
- El drama es que creo que no. Esta fórmula recibe fuego
cruzado: ataques de la derecha y de la izquierda. La derecha
se opone a este sistema, porque !nanciar la educación con
cargo a los impuestos es sacarla completamente del mercado
y ellos quieren mantener la lógica del mercado. Y la izquierda
dice que es gratuidad con letra chica, que es un nuevo engaño.
Entonces, la gratuidad basada en impuestos tiene poca viabi-
lidad política. Por lo tanto, el gobierno tendrá que !nanciar la
gratuidad con los recursos disponibles. Esto quiere decir que
no va haber gratuidad universal y se cumplirá estrictamente
lo que dice el programa: gratuidad para el 70 por ciento más
pobre y convenios con las universidades.
¿O sea, no será educación gratuita como derecho universal?
- Es una desgracia, porque es posible hacerlo, pero el go-
bierno sabe que vendrá rechazo tanto de la derecha como
de la izquierda.
“Es importantesaberdequéhablamoscuandodecimos
gratuidad. Para El Mercurio, por ejemplo, la gratuidad
es simplemente responder a un grupo de presión:
los estudiantes. Yo no diría eso sobre la gratuidad”