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Nº 7 mayo 2015 / El Paracaídas
¿Podríamos pensar, entonces, en que sí
hay una posibilidad de resolución del
descrédito político?
- La pregunta es cómo se va a producir
esa resolución, si por las buenas o por las
malas. Creo que la mejor manera es la
propuesta de los diputados de la bancada
por la Asamblea Constituyente, quienes
presentaron un proyecto de moción par-
lamentaria para permitir la convocatoria
a un plebiscito constitucional. Sería un
paso importante para superar la neutra-
lización del sistema político. Si esto no
se hace, los cambios se pueden producir
por la ‘vía italiana’. En Italia, el problema
político también comenzó con investiga-
ciones de la justicia, que termi-
naron con todos los partidos
políticos tradicionales y con
Berlusconi en el poder. Esa es
la otra manera.
El populismo...
- Si la modalidad institucional
de representación se desacre-
dita completamente, lo único
que va quedando es una mo-
dalidad no institucionaliza-
da, donde un líder se conecta
conmigo directamente, no a través de las
reglas de representación democrática.
¿Un caudillo que apela a las emociones?
- Un personaje que explota ese vínculo
directo entre él y cada ciudadano.
Algunos sostienen que Chile estaría
inmune a ese tipo de caudillos...
- Claro, tal como en agosto de 1973
cuando decían que los golpes de Esta-
do ya no ocurrían en Chile. No esta-
mos inmunes al populismo.
FINANCIAR LA GRATUIDAD
¿Están en riesgo algunas de las refor-
mas del gobierno de Michelle Bachelet
en este contexto político, por ejemplo,
la gratuidad en la educación superior?
- Lo interesante de esta discusión es
qué consideramos como gratuidad en
la educación superior. O sea, el pro-
blema no está en la respuesta, sino
en entender la pregunta. Esto es un
ejemplo del período político que esta-
mos viviendo, donde no importan so-
lamente las soluciones, sino también
la manera de entender los problemas
de política pública.
¿En este caso, la discusión es en torno
a cómo se conceptualiza la gratuidad?
- Exactamente. Es importante saber
de qué hablamos cuando decimos gra-
tuidad. Para El Mercurio, por ejemplo,
la gratuidad es simplemente responder
a un grupo de presión: los estudian-
tes. Yo no diría eso sobre la gratui-
dad. Creo el sentido de la gratuidad
es evitar que la educación se venda en
el mercado. Es sacar la educación del
mercado. Para que eso ocurra, la edu-
cación debe ser gratuita.
Es decir, cambiar la noción de que
la educación tiene un precio y que se
puede transar como una mercancía...
- Así es. En la lógica actual, yo compro
educación pagando un precio, y da lo
mismo si lo pago al contado o
a través de un crédito, tal como
se puede comprar un refrigera-
dor.Por lo tanto, lo importante
de la gratuidad es que la edu-
cación ya no es vista como una
mercancía. Para eso, la gratui-
dad tiene que ser total.
Una propuesta es que las
universidades se adscriban
a un régimen de gratuidad...
- Ésa es una solución típi-
camente neoliberal. Proponer que la
gratuidad va a funcionar en base a un
convenio, donde algunas universidades
se suman y otras quedan fuera, es la peor
solución de todas. Con esto se trata de
reproducir en el sistema universitario la
misma estructura que hay en el sistema
escolar: universidades públicas, privadas
subvencionadas y privadas pagadas.
“La gratuidad basada
en impuestos tiene poca
viabilidad política”