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Nº 7 mayo 2015 / El Paracaídas
E
s autor, entre otras obras, de La
Constitución Tramposa (LOM,
2013) y La Mala Educación:
Ideas que inspiran al movi-
miento estudiantil en Chile (Catalo-
nia-Ciper, 2012). Ambos libros sin-
tetizan los temas de mayor interés de
Fernando Atria, profesor asociado de
la Facultad de Derecho de la Univer-
sidad de Chile y doctor en Derecho
de la Universidad de Edimburgo. Para
Atria, los problemas constitucionales y
educacionales del país tienen una raíz
común: la supremacía de las ideas neo-
liberales, que han maniatado al sistema
político y han permitido la privatiza-
ción de los derechos sociales.
“El ideal neoliberal es un mundo sin
política. Es decir, que la política no
pueda interferir en el mercado, que no-
sotros como ciudadanos no podamos
decidir si hay o no mercado en educa-
ción o salud. El orden constitucional
está diseñado para que sea extraordi-
nariamente difícil intervenir en estas
áreas. Esto produce un sistema político
neutralizado, incapaz de procesar las
demandas ciudadanas”, dice Atria para
explicar el origen de los actuales con-
"ictos políticos y sociales.
Para algunos analistas, Chile está ex-
perimentando una crisis política y no
institucional, porque sus instituciones
fundamentales no están en riesgo ¿Es
real esta distinción?
- Si uno asume que existe una crisis de
las instituciones políticas, la diferencia
entre una crisis institucional y una po-
lítica es más bien super!cial.
Entonces ¿cómo es posible de!nir el
actual momento político?
- Lo que realmente está ocurriendo es
la aceleración de un proceso de descré-
dito y de deslegitimación de las insti-
tuciones políticas.
Para superar este problema de legiti-
midad pareciera que hay dos posturas.
Una que intenta procesarla a través de
un reacomodo de la “vieja” Concerta-
ción en el gobierno y otra que propone
una asamblea constituyente para reor-
ganizar el sistema en su conjunto...
- La primera opción no es una salida,
es una postergación del problema. Si
existiera una reacción conservadora, no
bastaría con reorientar el gobierno, ha-
bría que transformarlo en un gobierno
más de la Concertación. Eso podría dar
una sensación de seguridad y estabili-
dad ahora, pero la cuestión estallaría en
las próximas elecciones presidenciales.
Podría ser simplemente una solución
de corto plazo.
O sea, la salida sería una asamblea
constituyente...
- Hace más de un año dije que el pro-
blema constitucional se iba a solucio-
nar por las buenas o por las malas y
hoy creo que estamos en esta situación.
El origen del actual problema políti-
co está en la enorme in"uencia de los
poderes fácticos del país, que lo único
que pueden alegar a favor de sí mismos
es que existen. Pero no tienen ninguna
legitimidad. El poder del dinero es el
más fáctico de todos y ha hecho de las
suyas en la política.
¿Es el proceso constituyente, anun-
ciado por Michelle Bachelet para sep-
tiembre, una buena respuesta a esta
situación de crisis?
- Es muy relevante vincular las me-
didas para regular la relación entre la
política y el dinero con la necesidad de
“Hace más de un año
dije que el problema
constitucional se iba
a solucionar por las
buenas o por las malas
y hoy creo que estamos
en esta situación”
tener una nueva Constitución. Ambos
aspectos están asociados. Es impor-
tante aclarar que se habla de proceso
constituyente y no de un mero cambio
constitucional. Esto surge de una de-
manda ciudadana y es el primer paso
para una nueva Constitución. Por lo
tanto, este proceso exige una alta legiti-
midad para cumplir cabalmente su rol.
¿Esa legitimidad se alcanzaría si el
proceso termina en una asamblea
constituyente?
- Un proceso constituyente supone un
mayor grado de legitimidad que un
cambio constitucional dictado por ley
desde el Congreso. Y su modo máxi-
mo de legitimidad se lograría con una
asamblea constituyente.
Los grandes empresarios, la Iglesia
Católica, los militares en su momen-
to y hasta El Mercurio han sido vistos
como poderes fácticos. ¿Cómo se ad-