a otras instituciones no estatales que, eso sí, cumplan con los
criterios más estrictos de lo público. El Director Ejecutivo
del Programa de Educación Continua para el Magisterio de
la Universidad de Chile, Iván Páez, sostiene que, sin descartar
el !nanciamiento a otras entidades, “me preguntaría cuáles
son los estándares básicos que tienen para contribuir al de-
sarrollo del país, si tienen democracia interna, por ejemplo,
donde aseguren la participación de todos los estamentos, y
otro tipo de estándares públicos que tienen que ser exigidos a
la hora de la entrega de los recursos”.
El sociólogo Alberto Mayol va más lejos y señala que siendo
la universidad uno de los pocos espacios que aún van que-
dando de oportunidad de creación de espacio público, cual-
quier restricción de pensamiento libre no puede ser avalada
ni menos !nanciada por el Estado. Por eso, y en el contexto
de la disputa con las universidades confesionales y sus re-
querimientos de !nanciamiento, dice: “yo tengo la impresión
de que ha quedado en evidencia en el caso de la forma de
gobierno que tienen las universidades católicas dependientes
del Vaticano, pero particularmente de la estructura interna
de la Iglesia chilena, que estaríamos dándole plata a gente
cuya estructura de gobierno no responde a las necesidades
del espacio público”.
EL FUTURO DE LA REFORMA: PISOS MÍNIMOS
En marzo de este año se !ltró a la prensa que el gobierno
habría estado estudiando formas para asegurar la gratuidad
universal. Entre ellas, un impuesto a los titulados. La eva-
luación de este tipo de planes, que despertó polémica en la
opinión pública, con relevantes actores a favor y otros en
contra, implica sólo una certeza: la plata para la gratuidad,
inicialmente asegurada por la reforma tributaria impulsada
por el gobierno no alcanza.
Para Manuel Sepúlveda, Director de Política Educativa de
Educación 2020, esto no tiene nada de raro. “Cuando uno
empieza a analizar solamente los recursos necesarios para la
reforma a la educación escolar, uno queda más o menos justo
con los recursos que entrega la reforma tributaria a la educa-
ción (…) El margen que queda para el !nanciamiento a la
educación superior es menor y en ese sentido, cuánto cuesta
la gratuidad en la educación superior también es una cifra
sobre la que hoy no tenemos tanta certeza. Puede ir desde los
dos mil, dos mil 500 millones de dólares e incluso superar los
5 mil millones de dólares anuales adicionales en régimen a lo
que hoy se tiene”.
Según Roxana Pey, “la
desesperación por lograr el
100% [de gratuidad] de una vez
es muy peligrosa, porque como
los recursos involucrados son
cuantiosos, está la tentación
de buscar mecanismos que no
son buenos y que no sirvan al
propósito de fondo para lograr
rápidamente el financiamiento”.
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Nº 7 mayo 2015 / El Paracaídas