El Paracaidas - N°3 2014 - page 17

*Poeta. Lof Kechurewe / País Mapuche/ Luna del Verdor / Primavera 2014
nuestro origen como hijos / hijas / brotes nada más de nues-
tra Madre Tierra que, si aprendemos a escuchar, nos regala su
palabra poética y profunda.
¿Qué es la realidad y qué la irrealidad?, nos dicen, mientras
nuestras Ancianas / nuestros Ancianos cada mañana nos
preguntan: ¿Pewmaymi / Soñaste? ¿Qué soñaste? Sí, porque
-como todas las culturas en su principio- los denominados
“pueblos originarios” seguimos siendo culturas de los Pewma
/ de los Sueños. Y nuestra gente -en porcentaje mayoritario-
habita aún la oralidad y se asoma poco a poco a un espacio
de tránsito hacia la escritura, unos / unas, y de tranquila
apropiación de los libros, otras / otros. En la oralitura.
Esta es, me parece, la situación en la que nos encontramos en
la actualidad los pueblos nativos frente a la lectura. Nuestro
libro fundamental deshojado; vertiginosa e indolentemente
depredado. El agua de sus palabras robada en troncos de pi-
nos y eucaliptos y llevadas a los mercados del capitalismo,
para enriquecer a unas pocas familias que son cada vez me-
nos, mas adineradas y más feroces. Es necesario recordar, me
digo, que los libros son nada más una parte del gran Libro
de la Naturaleza. Entonces, ¿nuestros libros serán libros de
reivindicación de la Tierra y de sus Sueños o serán libros sólo
de añoranza…? ¿Y esa nuestra lectura?
En fin, me parece quizás apresurado hablar hoy de la lec-
tura y los pueblos nativos sin caer en lo fragmentario. Lo
digo porque he visto los textos “interculturales” -en es-
cuelas “interculturales”- arrumbados, cubiertos de polvo,
en las estanterías o sobre los escritorios de un sistema
escolar nacional que no permite a los docentes –exigidos
por el cumplimiento de la planificación oficial- la posibi-
lidad de hacer uso real de esos textos “interculturales” que
al final se hacen presentes principalmente en las estadís-
ticas y discursos oficiales.
Observando desde la perspectiva de lo que vivimos ahora,
me parece que ni aquí ni en ningún lugar del mundo habrá
lectura de libros verdadera para los pueblos originarios si
las sociedades nacionales no asumen de una buena vez su
identidad / su almidad profunda, para caminar dialogan-
tes la senda de la pluriculturalidad y plurinacionalidad. Si
nos remitimos al lugar que habitamos, ello significa que
Chile sea capaz de asumir el resplandor de su hermosa
morenidad, el resplandor de convertirse en un país de re-
giones autónomas donde los pueblos nacionales y nativos
escriban y lean libros que respiren con la naturalidad de
su pensamiento (su habla), su pan cotidiano.
Los denominados “pueblos originarios”
seguimos siendo culturas de los Pewma
/ de los Sueños. Y nuestra gente habita
aún la oralidad y se asoma poco a poco a
un espacio de tránsito hacia la escritura,
unos / unas, y de tranquila apropiación de
los libros, otras / otros. En la oralitura.
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Nº 3 noviembre 2014 / El Paracaídas
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