El Paracaidas - N°3 2014 - page 22

funcionando y en que Ulloa fue pieza importante del proyecto
“Rostro de Chile”, que, con motivo de los 150 años de in-
dependencia de Chile, registró el país a nivel geográfico y
humano. Además, el trabajo de Ulloa destacó por sus foto-
grafías en paisaje y arquitectura de Santiago en las décadas
del ’50 y ’60, por su registro del ballet de Erns Uthof y de la
Univesrsidad de Chile, de los astilleros del Maule, retratos de
Pablo Neruda y la exposición por los 200 años del natalicio
de Andrés Bello.
Con el Golpe Militar se notó el cambio, dice el fotógrafo.
“Yo no tenía ninguna participación en cosas políticas, pero
la cantidad de gente que echaron fuera, los alumnos, ¡quedó
la desbandada! Hubo gente, sacerdotes por ejemplo, que eran
alumnos que delataron a todos los compañeros que partici-
paban en cosas políticas. Había un sacerdote que después era
periodista en la Radio Agricultura, y él echó al agua a todos
los compañeros de su curso y de los otros cursos”.
Ulloa sufrió permanentes allanamientos en su casa. Como
había hecho clases en el Pedagógico, algo de eso se le habría
pegado. Buscaban armas. Ulloa, que estaba casado y tenía hi-
jos, cuenta que mientras hacía las tareas con los niños, los
militares irrumpían en su casa, dejaban el desorden y volvían
al mes siguiente.
Entre las cosas más impactantes que Domingo Ulloa recuer-
da en su trabajo en la Universidad está el haber fotografiado
operaciones al cerebro que realizaba el doctor Asenjo. “A mí
me tocaba ver operaciones de Parkinson, ahí esa gente estaba
semiconsciente, permanentemente mirando a los ojos y sen-
tados. Y perforan por aquí, meten unos instrumentos, y los
brazos que estaban bailando de repente quedan quietos, ¡era
un milagro! Eran cosas espectaculares que uno veía”.
Finalmente se jubiló. Con los militares, dice, estaba “hasta aquí”.
Un ejemplo: en la Escuela de Periodismo le entregaron pautas
sobre cómo debía comportarse con los alumnos para tenerlos
siempre ocupados, “para que no piensen, imagínese ¡las cuestio-
nes! ¿Qué trabajo les doy para que no piensen? ¡Era una bar-
baridad!”. Así dejó la casa de dos pisos con enormes galpones,
iluminaciones, telones, con que contaba el Servicio Fotográfico.
-El Servicio de Fotografía se vino al suelo, se acabó todo. Des-
pués de mí el diluvio. A mí me siguió el señor Manuel Dane-
mann,después DaríoOsses,y así empezó a pasar gente.En algún
momento yo necesité ver fotos y ya no existía nada de eso. Me
dijeron, “está todo ahí en la Casa Central”. Cuando fui a ver me
encuentro con que en un sucucho estaba metido Pepe Moreno
con un escritorio y más adentro había una salita donde había un
laboratorio. Eso fue tétrico, no quise saber más del asunto. A eso
se llegó, se había acabado todo- dice.
Un día, cuenta Ulloa, a la gente de la Biblioteca Nacional se
le ocurrió hacer un libro con sus trabajos. Él quiso incorporar
a la publicación cosas que se quedaron en la Universidad. Así
llegó al Archivo Andrés Bello, se presentó y preguntó si po-
día tener acceso a algunas de las fotografías que había hecho.
-Empezamos a mirar, y de todo lo que iba apareciendo decía
“¡esto es fabuloso! ¡Estas tareas son fabulosas!”Y ahí llegamos
al ballet y les pareció que eso era espectacular, entonces dije-
ron, “vamos a hacer un libro sobre el ballet”-cuenta.
Ahora, reconoce Ulloa, comenzó a dársele gran importancia
a lo que él hizo en la Universidad. Mirándolo a la distancia,
dice, cree que sí fue muy relevante la labor del Servicio. “Pero
en ese tiempo, como era la Universidad, todo lo que hacíamos
¡era tan normal! En ese tiempo todo lo que hacíamos noso-
tros nadie lo podía hacer mejor. Y eso era lo que teníamos”.
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