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meró los más comunes y los desarmó a

base de evidencias internacionales. A

partir de ello, se sabe que las mujeres

sí se interesan en las ciencias y que son

los estereotipos, prejuicios y barreras

impuestas por sus propios pares lo que

les impide avanzar en la igualdad en sus

campos laborales.

“Cuando una mujer ingresa a

áreas tradicionalmente de hom-

bres, como lo son las ciencias y

las tecnologías, debe validarse a sí

misma”, dice María Teresa Ruiz,

astrónoma y Premio Nacional de

Ciencias Exactas 1997. Ruiz sabe

por experiencia propia cómo es

ingresar a estos espacios mascu-

linizados, donde ser mujer impli-

ca demostrar constantemente el

merecimiento del puesto que se

ocupa. “A las mujeres que ingre-

saban a la Escuela de Ingeniería

en mi época, y que éramos po-

quitas, se nos acusaba o se asumía

que íbamos a buscar marido. Por

lo tanto, tenías la sensación de

que había que mostrar más y

ser mejor para que te toma-

ran en cuenta. Y eso aún

ocurre”, relata quien fue

la primera mujer en

recibir el galardón de

ciencias en su área.

La validación ante los pares académicos

y profesionales es uno de los desafíos que

enfrentan las científicas sólo por ser mu-

jeres. Otra de las desigualdades que más

les afecta tiene que ver con la maternidad

y la crianza, que en el mundo de las cien-

cias y las tecnologías suele entenderse

como algo incompatible con la exigencia

de la profesión y con la mencionada vali-

dación frente a sus colegas.

Quienes se dedican a las ciencias saben

que para ejercer su profesión y ser re-

conocidas deben alcanzar doctorados y

posdoctorados, que por lo bajo deman-

dan cinco años de dedicación exclusiva.

A partir de estas exigencias, la decisión

de ser madre en un país donde aún la

crianza tiende a ser una responsabilidad

de las mujeres, acaba transformándose en

una barrera y un filtro en los trayectos de

formación de muchas. “Ya en el doctora-

do hay menos mujeres, pero cuando lle-

gas al post doctorado descubres que son

aún menos”, cuenta Nélida Pohl, Doc-

tora en Ecología y Biología Evolutiva y

académica de la Facultad de Ciencias. Y

enseguida explica: “en ese momento sue-

les tener treinta y algo, período en que

tal vez estás pensando en tener familia, y

te das cuenta de que para ser académica

exitosa tienes que postergar mucho”.

La lista de desigualdades en el mundo

de las ciencias y tecnologías es larga y

abarca varios aspectos de la vida per-

sonal y profesional. Sin embargo, son

parte de un camino que comienza en la

infancia y que se potencia aún más en

la Enseñanza Básica, donde los mismos

profesores establecen diferencias de gé-

nero entre sus estudiantes.

Un estudio realizado en Chile por el

BID descubrió que los docentes de

Enseñanza Básica les prestan menor

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P.P. / Nº1 2016

“Cuando una mujer

ingresa

a áreas tradicionalmente de

hombres, como lo son las ciencias

y las tecnologías, debe validarse a

sí misma”, dice María Teresa Ruiz,

astrónoma y Premio Nacional de

Ciencias Exactas 1997.