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teórica, sino en la práctica del día a día -es decir, en los tribunales, en la
cotidianeidad de las poblaciones indígenas- el antropólogo y el abogado
se ven obligados a trabajar juntos, aquel entendiendo o buscando enten-
der la lógica individualista y contractualista del derecho, este viéndose en
la contingencia de despojarse de esta lógica para entender que no siem-
pre
derecho
y
obligación
equivalen a las exigencias teóricas del contrato.
Tal vez seamás difícil para el abogado o el juez llegar a esa comprensión,
exactamenteporque aprendióen su "ciencia" que la realidaddebe adecuarse
a las leyes legítimamente elaboradas dentro del Estado de derecho. Al
antropólogo quizás le seamás fácil; acostumbrado a la diversidad cultural,
es capaz de entender el carácter de la ley y comprender que sus mutacio-
nes no son fruto de un decantado perfeccionamiento del sistema, sino de
una lucha de intereses mezquinos, de una correlación de fuerzas desigua-
les dentro de la sociedad llamada envolvente, moderna y capitalista.
Dentro de esta idea, el presente trabajo no pretende realizar un análisis
teórico de laAntropología Jurídica, sino un análisis concreto de la realidad
latinoamericana, sumulticulturalidad en confrontación con los sistemas
jurídicos nacionales que, aunque propios de cada país, tienen una única
fuente y lógica.
Los Estados nacionales y los pueblos
Los Estados nacionales latinoamericanos fueron creados -constituidos
es más correcto decir- a imagen y semejanza de los europeos. Los
libertadores del continente tenían como ideal el pensamiento deNapoleón.
Libertad
,
igualdad
y
fraternidad
-traducidas en las Constituciones na-
cionales como
libertad
,
igualdad
,
propiedad
y
seguridad
- fueron las
palabras claves de las nuevas naciones. Una después de la otra fueron
escribiendo sus constituciones, muy parecidas entre sí, precedidas del
acomodo interno de las elites, de divisiones territoriales inimaginables y
arbitrarias que obedecían solamente a los intereses y a los poderes de
grupo y de capitales. ¡Todas olvidaron a sus pueblos! ¡Asus indios!