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Actualmente [1982] la Isla Territorial sólo cuenta con un asentamiento humano de carácter

rural o suburbano disperso en una pequeña fracción de toda la isla. Ella está despoblada

en más de un 90% y su área ecuménica sólo se concentra alrededor de Mataveri, Mae-Roa

y Hanga-Roa. Ninguno de estos puntos forma realmente un núcleo urbano, o aldeano, y la

desintegración social que ello provoca es en gran parte la causante del deterioro que la isla

presenta hoy.

No existen hoy las condiciones ambientales para la incubación de los valores culturales que

permitan esperar la eclosión de alguna cultura de valor en el futuro, si ello no se remedia.

La actual Isla de Pascua es sólo una mínima parte de la real Isla de Pascua.

Es fundamental redescubrir la estructura de la Isla, reencontrar su equilibrio territorial y

sólo así podrá renacer la cultura y el equilibrio social y económico.

Deben encontrarse los núcleos naturales de polarización en la actual área poblada, en base

a aldeas-centro y aldeas-básicas, debidamente articuladas con redes interiores y exteriores y

con equipamiento a escala de cada unidad y de cada tipo de asentamiento.

En forma similar y de acuerdo a los factores de implantación existentes debe estructurarse

toda la islamanteniendo con claridad las áreas de cultivo y las áreas de reservas anecuménicas,

disponiendo los diversos núcleos en forma equilibrada y coordinada, sin perder jamás la

proporcionalidad de sus equipamientos, servicios, actividades y población.

En la conformación de los núcleos, en el área actualmente poblada, parece valioso aprovechar

la conformación social de tipo Patriarcal o Tribal, derivada en gran parte de una violenta

segregación y reducción isleña originada hace un siglo. Ella es hoy bastante poco común en

el mundo, pero es posible esperar de ella algunos valores largamente perdidos en el tiempo.

Dudamos sin embargo que, una vez eliminado los factores que la hicieron perdurar hasta

hoy, ella pueda prosperar en el futuro en un mundo monetarizado y materialista.

La actual población de la isla y su deplorable estructura territorial son insuficientes para

recrear una cultura aldeana de calidad que se libere de la caridad y de las inversiones

sociales. Es necesario crear un sistema de pequeños centros poblados, villas o aldeas que,

ciñéndose en cierta forma a los patrones originales de asentamiento de la isla antes del siglo

XVIII, encuentren su rol y su actividad motriz en el concierto de todas ellas. En ellas se

irán produciendo las diferenciaciones nacidas de sus funciones y de sus ámbitos y se irán

reconstruyendo los eslabones de una cultura perdida.

El germen de estas villas puede producirse, al inicio, sobre actividades primarias agrícolas,

pesqueras o mineras ligadas a actividades secundarias de artesanía y procesos industriales

elementales. Su tamaño recomendable sería en base de agrupaciones de 40 a 50 familias.

Su población puede ser parcialmente originada en los actuales habitantes existentes, en el

retorno de algunos emigrantes, y en inmigraciones del continente seleccionados de grupos

humanos de fácil asimilación y similares costumbres, como podrían ser chilotes y gente del

norte chico o de los oasis del norte grande.

Con un proceso de desarrollo normal y bien orientado es factible llegar a tener del orden

de 15.000 habitantes residentes en la isla, distribuidos equilibradamente en las actividades

primarias, secundarias y terciarias, además de una población flotante de 2.000 a 3.000

personas en toda época del año.