V
iajeros
y
botánicos
en
C
hile durante
los
siglos
xviii
y
xix
282
luego al sur a reunirse con su familia y empezar a tomar posesión
de sus bienes.
En el Santiago de 1802, el concepto de la independencia total
deChile de España era inexistente. LaConspiración de Los Tres
Antonios del año l781 casi desconocida, salvopor unas pocas (muy
pocas) autoridades españolas y, tal vez, don José Antonio Rojas,
el único chileno implicado, aunque por el proceso de deficiencia
cognitiva senil, al parecer, habíaseolvidadoyade esa “loca ilusión”.
Por fortuna cuando Bernardo llevó a Chillán, Concepción y
alrededores, con la idea de luchar para obtener la independencia
absoluta del país, la emancipación total de España, el terreno
estaba preparado para su prédica. Desde poco antes de 1800, un
grupo seleccionadode penquistas encabezadopor JuanMartínez
de Rozas, Andrés del Alcázar, FelipeGómez deVidaurre y otros
ciudadanos, se reunían para debatir sus anhelos de un gobierno
para Chile integrado por chilenos y designado por chilenos, por
supuesto bajo la dependencia del rey de España. Ni siquiera aún
imaginaban una emancipación total y el establecimiento de una
república, idea que aportó finalmente O’Higgins.
En los años siguientes, ese grupode libertarios, integrado también
porRamónFreire, J. Prieto, PedroArriagada yotros, hizo cundir
y prosperar sus creencias, a tal extremo que, antes de 1810, la
revolución emancipadora estuvo a punto de estallar dos veces,
la primera de ellas en 1806, cuando fuerzas inglesas invadieron
Buenos Aires (Concepción contra Chile de A. CartesMontory),
“En 1806 dice Muñoz Olave, ya se hablaba en Concepción de
libertad y de independencia la ciudad era desde hacía tiempo
un centro activo de estudio y de propaganda de ideas nuevas en
materia de organización social”.
EnSantiago el pensamiento libertariono se desarrollaba aún.De
Concepción vinieron los grandes independentistas: O’Higgins,
Freire, Prieto, Alcázar, Bulnes y JuanMartínez de Rozas, tal vez
el mayor Precursor de la independencia después de O’Higgins,
en este mérito superado sólo por el Libertador –su maestro– y
sin duda quien cumplió hasta mediados de 1811 la gestiónmás
significativa para implantarla en el país.
Juan Martínez de Rozas, al venirse a Santiago en 1808, como
secretario del gobernador García Carrasco, trajo a esta ciudad la
idea independentista, incluso indujo al gobernador,manejable en
sus diestrasmanos, aponer enpracticamedidas disimuladamente
independentistas como lo fue inducirlo aquenombrara12 regidores
auxiliares (independentistas) en elCabildode Santiago, los cuales
tuvierondestacada actuación en las acciones preliminares a las de
1810. En1811, tras lamuertededonMateodeToro yZambrano,
Martínez de Rozas pasó a presidir la Junta de Gobierno y a
implantar, indisimuladamente, un programa independentista. A
instancias de O’Higgins, llamó a elecciones para inaugurar un
Congreso Legislativo, integrado por diputados representantes
de todas las provincias del país, el cual comenzó a funcionar en
julio de 1811. Como era el primero enChile y sus miembros no
poseíanninguna experiencia legislativa, no cumplió sus objetivos.
En todo caso, don JuanMartínezdeRozas yCorrea, es considerado
como el prócer más destacado de la revolución hasta mediados
de 1811, “Fundador ymaestrode la revolución chilena”, lo llama,
con toda razón, el historiador realista fray Melchor Martínez.
Ninguno de los logros hasta entonces obtenidos, se hubiera
conseguido, sin su intervención endiversasmedidas gubernativas,
veladamente independentistas cursadas gracias adon Juan, durante
su desempeño como secretario del gobernador García Carrasco.
Entre otras cosas, ya lo dijimos, lo indujo a nombrar regidores
de pensamiento libertario como nuevos integrantes del Cabildo.
En 1813 durante el período histórico llamado Patria Vieja,
desembarcaron en Chile tropas realistas, enviadas por el Virrey
del Perú para combatir a los insurgentes chilenos. Le tocó al
