Viajeros y botánicos - page 280

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de esta villa de Talca.. para que cuide de su crianza, educación
y doctrinas… que ordene estos asuntos DEMODOQUE EN
CUALQUIER TIEMPO PUEDA CONSTAR QUE SEA SU
HIJO”. Así, durante todos los 21 años en que a Bernardo se lo
llamó Bernardo Riquelme, de acuerdo a la legalidad entonces
vigenteBernardoRiquelme legalmente se llamabaBernardoHiginz,
HIJODEPADRECONOCIDOYMADREDESCONOCIDA
. Desafortunadamente Bernardo supo esto sólo en 1797.
Mientras Bernardo fue niño, nunca se le informó quienes eran
sus padres. Se le decía que tenía padres, pero, que aún no podía
saber quienes eran ellos. Es fácil comprender la angustia que
embargaría al niño al constatar esta abismal diferencia entre él y
sus amigos y compañeros. El incomprensible suplicio de sentirse
un tipo especial dehuérfano, anhelar el cariño y la ternuradeuna
madre, el afecto y guía de unpadre. Saber que tenía progenitores
vivos y debido a un misterio, incomprensible para su mente
infantil, ni siquiera podía conocer sus nombres. Sin embargo
supo superar tales traumas. Uno de los prodigios de O’Higgins
es que con tales angustias infantiles haya sido psicologicamente
tan sano en su adultez, además inteligente, equilibrado, valiente y
temerario.Como si las tribulaciones tempranas en vezdedebilitar
su carácter, lo hubiesen fortalecido.
Sólo cuando tenía a diez años de edad (cuenta Vallejo) conoció
de pronto a una señora que al presentarse le declaró:” me llamo
Isabel Riquelme, yo soy tu madre”. La señora no tuvo a bien
informarle el nombre de su padre, tal vez por prudencia.
El niño sedientode tener alguien aquien llamarmadre, la amó y
respetó, condelirio, durante toda suvida, otro rasgo incomprensible
de su carácter, ya que a ella, sumadre biológica (como a ella se
lo quitaron poco después de su nacimiento) ni siquiera la había
visto durante su su primera infancia, que transcurrió bajo los
cuidados dedoñaRosaOlateporpeticióndedonSimónRiquelme.
Anotemos ahora que doña Isabel cumplió una hazaña aúnmás
drástica: con suhijaNieves, frutode su ayuntamiento “por amor”
conManuel Puga y Figueroa , quien según sus declaraciones, le
prometió casarse con ella y… no cumplió su palabra.
Doña Isabel –cuentaMiguel VallejoVera– llevó a la niñita en su
cuna y la dejó en el corredor de la casa patronal de la propiedad
del Sr Puga para que él se hiciera cargo de ella.
Lasmujeres que desempeñaron el papel demadres en la infancia
deBernardoO’Higgins fuerondoñaRosaOlate ydoñaBartolina
de de la Cruz y Bahamonde de Albano. Narra también Vallejo
que doña Isabel, cuando Bernardo aun era muy niño, le hizo
saber a don Ambrosio que si él no se hacía cargo de la crianza
del pequeño, ella lo llevaría al Gobernador General o al mismo
reypara que se responsabilizaranpor la instrucción y el provecho
del hijo de un personaje tan distinguido, aunque la carrera del
personaje distinguido se arruinara… La dama a veces sabía
expresarse en forma, a todas luces, efectiva.Obviamente, el parecer
don Ambrosio no la amedrentaba.
Sepiensaque el jovenBernardodesde sumás temprana adolescencia
estaba yapredispuesto a arder en la llama libertaria, impulsado tal
vez por suniñezmás bien triste, por las enseñanzas y experiencias
recibidas en los colegios limeños donde cursó estudios por voluntad
de su padre.
Ya adulto, el LibertadorO’Higgins antepuso por sobre todos sus
deseos, anhelos, obligaciones, sudeberpor laPatria.Al cumplimiento
de él lo consagró todo: fortuna, bienestar, sosiego, salud, su
misma vida, la cual arriesgó temerariamente en innumerables
oportunidades y si no la perdió, ello sólo puede atribuirse a un
designiodelDestino, pues el coraje casi irracional deO’Higgins,
su temeridad increíble que ocasionó, incluso, la preocupacióndel
general José de SanMartín y que desde sus primeras acciones de
guerra despertó en los soldados bajo su mando una admiración
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