Iniciativa Latinoamericana para el avance de los Derechos Humanos de las Mujeres II - page 13

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La noción de ciudadanía es re-significada casi a la par con los cambios de las
sociedades. Ha sido comprendida tradicionalmente a través de determinadas
prácticas concretas como el derecho a voto. Y también es percibida como
una “comunidad” que se define por la pertenencia a una Nación. Es decir, la
ciudadanía puede corresponder a la nacionalidad. Otras visiones la definen como
una “comunidad política” que va más allá del vínculo a un Estado-Nación. Tal
es el caso de aquellos planteamientos que sostienen las políticas de autonomía,
autodefinición y/o de reconocimiento.
Hay quienes sostienen que la condición ciudadana puede contraerse o expandirse.
Más precisamente se trataría de procesos de retroceso o ampliación en los
contenidos de los derechos ciudadanos lo que refleja este rasgo dinámico de la
ciudadanía. En estas visiones se inscriben los planteamientos sobre la diversidad
cultural y las aproximaciones feministas que veremos más adelante.
En el campo de las Ciencias Políticas, los conceptos de ciudadanía y sociedad
civil se han usado indistintamente como sinónimos. Teóricamente concitan
matices distintos. La sociedad civil es una noción que alude a la participación
de las personas frente al Estado. Es una abstracción del conjunto de personas que
se articulan frente a los poderes del Estado, donde los sujetos se organizan en un
espacio social autónomo que los representa individual o colectivamente, adscriben
a organizaciones con distintos grados de formalización que canalizan sus intereses
de la sociedad civil, y donde el Derecho otorga un marco normativo que resguarda,
entre otros, los principios democráticos del respeto a la vida privada, la libertad de
expresión y la libertad de asociación.
Según Norberto Bobbio, la sociedad civil encarnaría el espacio donde las personas
resuelven organizadamente los conflictos sociales
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. Las organizaciones de la
sociedad civil son de distinta naturaleza y tienen múltiples objetivos. Algunas
corresponden a movimientos en el caso de las mujeres y otras tienen un grado
de formalización mayor, como las organizaciones comunitarias, asociaciones
gremiales y partidos políticos. Sin embargo, el límite de la definición de sociedad
civil es difuso. Caben en ella una amplia gama de formas de organización que, en
estricto rigor, no pertenecerían a los poderes del Estado ni al poder económico.
En los últimos años, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha
propuesto zanjar este límite difuso al señalar que la sociedad civil no comprende
todas las organizaciones y formas de asociatividad. Incluiría únicamente aquellas
formas de organización que poseen “normas de civismo”, aunque esta precisión
también resulte problemática. Lo cierto es que los Informes de Desarrollo Humano
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BOBBIO, Norberto. Estado, Gobierno y Sociedad. México, Fondo de Cultura Económica,
1994.
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