Derechos humanos y relaciones internacionales - page 69

sociedad en cambio resulta de la razón y de la. voluntad o fuerza
moral.
l;a
construcción del destino común de la sociedad es el factor que
legitima y da sentido al orden político y social,pero para concretar
ese desafío es indispensable hacer un esfuerzo de creatividad y de
racionalidad primero y luego de perseverancia y voluntad política.
Este Proyecto Nacional, lejos de ser elabomdo utópica y volunta–
rísticamente, se determina a partir de una proyección científica esta.
blecida de las tendencias históricas propias y del mundo, o dicho de
otra manera, sobre la base del tipo de civilización a la cual tienden una
cierta época histórica y una determinada socied&d. Pero,
adem~s,
debe
expresar el .sentir del pueblo. respetar y fortalecer sus valores y los
rasgos positivos de su modo de vida. Por eso se trata de un ideal con–
creto y realizable que implica un máximo relativo de perfección social
y
política, posible y deseable para ei grupo.
Un Proyecto Nacional como el descrito debe estar centrado en el
hombre en cuanto ser personal y social
y
en los lazos económicos, po.
líticos y sociales que tejen su existenci'l y que suponen reconocimiento
del otro, encuentro con los otros, intercambio, participación y servi–
cio. Pero este tejido social no será plenamente orgánico ni humano
si no permite el desarrollo de la heterogeneidad social convergente que
define propiamente el pluralismo y hace posible la materialización del
Proyecto con toda su riqueza.
Sobre la base de tal Proyecto, el proceso de cambios que inevita.
blemente debe vivir la sociedad, pi,erde su obscuridad y fatalismo, ras–
gos a que Max Weber aludía en su frase: "La humanidad vive la tra.
gedia de construir su destino sin saber qué camino va recordendo".
Ese signo negativo se cambia por el Proyecto en intencionalidad
consciente y en voluntad política que son
el
fundamento de la acción
para alcanzar las metas elegidas.
En esta empresa la armonía y complementación entre la sociedad
civil organizada y el Estado son básicas.
La idea del Proyecto Nacional nos lleva automáticamente a otro
elemento que no puede faltar en este cuadro de armonía. La materia–
lización de la imagen posible y deseable de la sociedad en el largo pla.
zo exige naturalmente una mayor concreción en la acción que debe
darle tal forma. Esta necesidad debe ser cubierta por un sistema na.
cional de planificación al servicio del hombre y por lo tanto -ade.
más de tecnificado- democrático y participativo. No se trata por lo
tanto de esa máquina burocrática que se ubica en la cúpula del siste–
ma y que como apéndice extraño dicta desde arriba las políticas y es.
trategia para alcanzar objetivos desconocidos.
En este sistema deben quedar de alguna manera incorporados los
sectores estatales y privados, la metrópoli y la provincia, lo civil
y
lo
militar, lo político, lo social, lo económico
y
la Defensa.
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