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Introducción
Jorge Álvarez Díaz
Fernando Lolas Stepke
Delia Outomuro
La participación de la comunidad en estos
temas de interés público ha de celebrarse.
Es más, uno de los méritos de la bioética es
haber acortado la distancia entre “expertos”
y “profanos”. Pero es importante recordar
aquí la clásica distinción aristotélica entre
doxa
y
episteme
. La primera es la opinión,
el prejuicio; la segunda, el conocimiento,
el juicio. Todos podemos opinar; el proble-
ma se suscita cuando se realizan afirmacio-
nes sin fundamentos, es decir, cuando uno
se mantiene en el campo de la
doxa
consi-
derándola orto-doxia.
Recordemos también que la
episteme
es con-
siderada “ciencia” (o “conocimiento cientí-
fico”) precisamente porque puede dar ra-
zón de lo que afirma. En otras palabras, la
diferencia entre la opinión y el conocimien-
to científico no pasa por la verdad o la fal-
sedad de las afirmaciones; no se trata de
que la
doxa
sea falsa y la
episteme
verdadera
Hacia una definición de bioética
Poco tiempo ha transcurrido desde queVan
Rensselaer Potter introdujera el neologis-
mo “bioética” al titular su libro “
Bioethics:
Bridge to the future
”, publicado en 1971.
En estos algo más de treinta años lo deno-
tado por tal significante se ha impuesto
como disciplina, es decir, en términos de
Roland Barthes, como discurso enseñable.
Ahora bien, si observamos detenidamente
a la comunidad de hablantes que dice com-
partir el discurso bioético podemos sorpren-
dernos al ver que, en realidad, no todos
hablan el mismo idioma, ni comparten los
mismos productos y, ni siquiera, se propo-
nen los mismos objetivos. El carácter poli-
sémico del término, manifestado a través
de las múltiples definiciones, no es un he-
cho menor. Esta multiplicidad de acepcio-
nes deja espacio para una vaguedad (e in-
cluso, en algunos casos, ambigüedad) que
permite la inclusión de actores, discursos y
temáticas que, muchas veces, conspiran
contra el verdadero propósito de la bioéti-
ca. La bioética es parte inevitable de la éti-
ca y ésta es, ineludiblemente, filosofía
(1)
.
Si algo caracteriza a la filosofía es el hecho
de ser un discurso racional en busca de la
respuesta a su pregunta capital: ¿por qué
1
?
1
La filosofía tiene que ver con todos los seres hu-
manos, pero sobre todo con aquéllos que po-
seen
capacidad de
asombro
y
sentido
crítico
. Pre-
cisamente en eso consiste la filosofía: primero
en asombrarse, es decir, en no tomar las cosas
que se nos presentan como algo dado sin más.
El asombro es, sin duda, el primer paso para co-
menzar a filosofar; mediante esta capacidad, el
objeto o el hecho se colocan bajo la esfera de
nuestra atención. Luego tiene lugar el segundo
paso: la crítica; ese objeto que nos ha asombra-
do ahora es cuestionado. La pregunta clave en
este momento es ¿por qué?
No todas las preguntas del filósofo tienen su res-
pectiva respuesta. Pero eso no importa. El no
conocer la respuesta no es un impedimento, sino
más bien un estímulo para continuar interro-
gándose. Tener conciencia de lo poco que sabe-
mos, reconocer humildemente que nuestra ca-
pacidad de conocimiento es limitada es, quizás,
el saber más profundo al que podamos aspirar.
Cf. Outomuro D. y Recalde H.
Filosofía y For-
mación Ética y Ciudadana
I. Buenos Aires: Edi-
torial Aula Taller; 1999: 5-10.
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