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personal. El niño pequeño muestra un modo de formación de grupo a
la que se llama “afiliación” (“
Gesellung
”) (E. Stern). Se junta con otros
indiscriminadamente, sin que algo especial o personal lo atraiga a niños
determinados; desea solamente “estar junto a”, “participar” –indepen-
dientemente de lo que se juegue. Sólo en edades más tardías se desarro-
llan amistades y camaraderías de juego. En la pubertad aparece la pregun-
ta por la relación del individuo con la totalidad, los fines y tareas de la
comunidad se experimentan como exigencias y obligaciones. La madurez
trae al compañero(a) sexual y luego la camaradería de trabajo y tarea. Las
transiciones son inconscientes y de carácter discreto
83
. La conducta social
de los adultos está determinada a su vez por las experiencias inconscientes
de la secuencia total de desarrollo: la relación niño-padres, la relación con
los hermanos es decisiva para las relaciones sociales de la vida ulterior.
Lo que concretamente ocurre en cada relación es el entrecruce de fuerzas
multidimensionales, cuyo origen y dirección van más allá del tiempo, el
espacio y la cantidad.
De modo consistente, la relación tripersonal se continúa en la forma au-
mentada del grupo; por ello, una breve consideración sobre la esencia del
grupo desde el punto de vista de la bipersonalidad, aunque esto trascienda
el marco de la investigación.
En el antiguo ejército la voz “grupo” designaba una unidad táctica de
número fijo. Tras todo lo dicho, debe aceptarse que ni la caracterización
numérica ni la división necesaria según cometido captura lo esencial del
grupo. Todos los ordenamientos forzados por la división del trabajo u
otra partición objetivamente necesaria llevan a “equipos” (
Körperschaften
),
“sindicatos” (
Betriebsvereinigungen
), “gremios” (
Berufsverbände
) pero no a
“grupos”. Cuando determinaciones objetivas, contratos u organizaciones
ligan a las personas está el cierre y no la elección espontánea de la comuni-
dad. También a partir de una idea puede, pero no debe, formarse un gru-
83 La influencia deliberada sobre la maduración social encuentra de regla oposición. Allí don-
de se obligan afinidades se producen contrarreacciones (Véase K. Kors, “
Arbeiterjugen-
dbewegung
”, Berlín, 1924).
1...,87,88,89,90,91,92,93,94,95,96 98,99,100,101,102,103,104,105,106,107,...148