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una sociedad en la cual los medios de vinculación (dedicación o ac-
tos simultáneos, adaptación u otros semejantes) debieran clarificarse
por separado, sino que para la duración del hacer conjunto se sus-
pende la autonomía de los individuos de peculiar manera y ambos
se comportan como un único organismo. La demostración para esta
aseveración se proporcionará más adelante. Es por ello erróneo creer
que la unión sea un acto especial, que puede o no ocurrir; no hay
“medios de unión”, “funciones relacionales”, “procesos empáticos”
(Th. Lipps) especiales y sería erróneo buscarlos. No podemos generar
la bipersonalidad con dedicación y unión, sino solamente permitirle
nacer, cambiarla, llevarla a la crisis o destruirla, esto es, experimen-
tarla desde el límite. La dinámica bipersonal puede ilustrarse en co-
mienzo y caída, crisis y cambio, como ella se realiza o se obstruye; su
génesis misma, sin embargo, no es objeto de explicación sino precon-
dición de conocimiento social y la tarea de la investigación solamente
puede ser conceptualizar la bipersonalidad a través del estudio de sus
formas o de las diferentes maneras de su manifestación. La situación
científica y metódica es aquí semejante al estudio de la percepción y
la motricidad humanas, en las cuales “lo que podemos investigar no
es su origen sino solamente el formalismo de su adquisición y pérdi-
da, la amplitud y el cambio” (Víctor von Weizsäcker “
Gestaltkreis
”,
Thieme, 1948)
26
.
2. El segundo error sería la delimitación metódica de sujetos individua-
les, a partir de los cuales la bipersonalidad, en cierta forma, pudiera
reconstruirse.
El punto de partida metódico y epistemológico desde el individuo (“al
principio está solamente el propio yo y luego se busca la existencia del
Otro”) plantea desde el comienzo supuestos erróneos. Pues el sujeto con-
creto es originariamente y siempre accesible sólo en la relación interper-
sonal; el sujeto autónomo, por el contrario, una abstracción tácticamente
inaccesible e incomunicable. Se mostrará que no es en absoluto evidente
26 Von Weizsäcker, V.
Der Gestaltkreis
. Thieme Verlag, Stuttgart, 1948.
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