33
pobreza del puro estar presente a la existencia real. Las características real-
mente humanas no se desarrollan en el trato exclusivo consigo mismo, sino
en la vinculación interpersonal: ella es condición de la individuación.
¿No debiera ser esto fundamental siempre y más allá de la relación amo-
rosa y la esfera sexual?
La condición metafísica absoluta de la bipersonalidad tuvo antes ya va-
riadas raíces en la historia de la filosofía, que aquí sólo pueden aludirse:
de Feuerbach tomó Martín Buber la realidad ontológica de la relación
yo-tú. Vio en el “nosotros” el inmediato secreto del corazón (recuérden-
se sus contribuciones a la revista “
Die Kreatur
”); Víktor von Weizsäcker
puso el concepto de bipersonalidad en el centro de un ensayo filosófico-
antropológico
29
. Dilthey orientó los conceptos Mundo y Vida a Mundo
compartido: “No llevamos sentido del mundo a la vida. Estamos abiertos
a la posibilidad que sentido y significado aparezcan en la persona y su
historia. Pero no en el individuo aislado sino en el hombre histórico”
(esto es, en el ser conjunto). La sociología filosófica y la sociopsicología
(Th. Lipps, W. Dilthey, E. Troeltsch, J. Vokelt, sobre todo Max Scheler,
por mencionar algunos nombres importantes) han reconocido que sólo
la pregunta por la esencia y los fundamentos cognoscitivos de la relación
entre humanos –la pregunta sobre la evidencia del tú– puede fundamentar
filosóficamente la sociología. Sin duda alguna, se han dicho cosas válidas
sobre los principios esenciales y significativos del ser conjunto, pero las
preguntas concretas de organización, esto es, las formas de relación y las
vinculaciones concretas entre personas, las formas de interacción, actos y
resultados, su estructura y significación, por tanto los fundamentos de la
sociología en sentido estricto y específicamente antropológico, justamente
esto ha sido sólo esporádicamente investigado o usando medios y métodos
que ya no se consideran apropiados. Lo que está disponible son investiga-
ciones basadas en las antiguas teorías de proyección y empatía ya no sos-
tenibles, formulaciones erróneas que, por fuerza, aparecen cuando el indi-
29 En “
Seele und Seelenfürunhg
”, Studien des apolog. Seminars, Wernigerode, 1928.
1...,24,25,26,27,28,29,30,31,32,33 35,36,37,38,39,40,41,42,43,44,...148