“L
a Chile piensa la Reforma” es el nombre del proceso de discusión interno sobre el proyecto de ley presentado por el
Gobierno al que se ha abocado la Universidad de Chile desde fines de septiembre de 2016. Foros, paneles y encuentros
de discusión darán sentido a una síntesis de propuestas que serán presentadas al Rector Ennio Vivaldi con el objetivo de que
este material, generado a lo largo del proceso por estudiantes, académicos y funcionarios, pueda influir en el debate por la
reforma, cuya discusión interna culmina en enero de 2017.
Liderado por la Rectoría y el Comité Institucional para la Reforma de la Educación Superior (CIRES), el proceso cuenta con di-
ferentes modalidades de participación, entre ellas los Encuentros Transversales Temáticos que se realizaron en la Casa Central
del plantel, en el que los expositores Manuel Antonio Garretón, Raúl Atria, María Olivia Mönckeberg, Fernando Atria, Patricio
Aceituno, Cristián Bellei y Daniel Hojman discutieron sobre diversas aristas relacionadas con el proyecto de ley. En esta edi-
ción de
Palabra Pública
sintetizamos las presentaciones de los tres primeros, que contribuyen a esclarecer y contextualizan
la discusión nacional sobre este tema.
“CUANDO HABLAMOS SOBRE QUÉ
SISTEMA DE EDUCACIÓN SUPERIOR
QUEREMOS, ESTAMOS PENSANDO
EN QUÉ SOCIEDAD QUEREMOS”
POR MANUEL ANTONIO GARRETÓN
Cuando abordamos la pregunta sobre qué Educación
Superior queremos, hay que considerar que éste, es de-
cir, el sistema de instituciones encargado de producir y
reproducir el conocimiento; desarrollar la creación artísti-
ca; desarrollar cultura en un nivel superior; formar profe-
sionales, técnicos y académicos de la mayor calidad, debe
siempre estar relacionado con un proyecto de sociedad.
A mi juicio este es un punto clave: entender que cuando ha-
blamos sobre qué sistema de Educación Superior queremos,
estamos pensando en qué sociedad queremos a partir de cier-
tas determinantes estructurales. No es lo mismo pensar un
sistema de Educación Superior en una sociedad de un 60%
de población agraria o campesina, o una sociedad industrial,
o en una sociedad llamada del conocimiento.
Si uno se pregunta a qué tipo de sociedad aspiramos, más
allá de las ideologías particulares, lo que queremos es una
sociedad igualitaria, democrática, en que se constituyan
actores sociales fuertes y en que el Estado tenga un rol
dirigente, pero controlado por esa sociedad. Y ese es un
marco de determinantes estructurales distinto al dictato-
rial que originó el sistema actual.
Premio Nacional de Humanidades y
Ciencias Sociales 2007
A partir de ello, frente a la pregunta precisa de qué hacer con
el sistema de Educación Superior que hoy tenemos, hay bá-
sicamente tres grandes respuestas. Una, la propuesta por los
sectores dirigentes del modelo actual, que plantean que “esto
hay que mantenerlo”. La segunda respuesta es la reforma:
“aquí hay que mejorar o reformar ciertas estructuras y, sobre
todo, someter un sistema básicamente desregulado a mayores
regulaciones”. La tercera propuesta es la que sostenemos en
esta Universidad, que recuerda a la frase de Giorgio Jackson
que después se hizo
vox populi
y sentido común: “no quere-
mos mejorar el modelo, queremos cambiarlo”.
Si mantenemos los actuales principios en que se basa la
estructura y funcionamiento de la Educación Superior,
aunque se mejore la calidad, estaremos consolidando un
modelo construido para una sociedad de desigualdad y no
democrática. Y ése es el punto fundamental para juzgar,
por ejemplo, temas como el de la gratuidad; usted puede
dar gratuidad a todos y mantener el sistema actual, a través
de la consagración de un derecho que puede olvidar que la
educación no es sólo un derecho de las personas, sino una
función de la sociedad, y esa función y tarea las debe garan-
tizar el Estado.
FOTO FELIPE POGA
P.34
P.P. / Nº3 2016