“CREO QUE HABRÍA QUE CONSTRUIR
UN HORIZONTE PRÓXIMO Y
NÍTIDO PARA CREAR UN SISTEMA DE
EDUCACIÓN SUPERIOR ESTATAL”
POR RAÚL ATRIA
Agradezco la invitación que se me ha hecho para tocar
un tema de incalculable trascendencia, como es la Educación
Superior estatal. Creo que, de alguna forma, se ha ido legiti-
mando la idea del trato preferente que las universidades es-
tatales deberían recibir de parte del Estado. Esta idea está en
el centro de cualquier debate que queramos tener sobre una
reforma a la Educación Superior en el país. ¿Por qué es tan
central este tema? Simplemente porque las universidades es-
tatales, que solían constituir el eje principal de la Educación
Superior chilena hace unas décadas, fueron marginalizadas en
el sistema desde 1981.
Creo que la Universidad de Chile está exigida a tener una
voz protagónica en este tema. Quién, si no la Universidad
de Chile, puede incursionar con plena legitimidad en un
tema como lo es la Educación Superior estatal. De modo
que esta conversación que estamos teniendo hoy día, a mi
juicio, tiene una particular relevancia. Una primera cues-
tión de este enfoque está referida al concepto de univer-
sidad estatal en general y yo creo que para eso hay que
resaltar algunas especificidades de la universidad estatal
desde la cultura académica de América Latina.
Columna
Vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales
Voy a tratar de esbozar un modelo conceptual de la univer-
sidad estatal desde el cual se podría decir que estas institu-
ciones se caracterizarían por algunos rasgos fundamentales,
como los siguientes.
Primero, son instituciones de derecho público. Y el derecho
público es el asiento normativo del interés general de la socie-
dad. Cuando decimos que éstas son instituciones de este tipo,
aludimos tanto a la condición jurisdiccional de su creación y
de estatuto legal, como algunos contenidos propios de dicho
estatuto. Desde esa perspectiva se trata a las instituciones que
están explícitamente al servicio de los intereses generales de
la colectividad.
Segundo, son instituciones que poseen una normativa que
asume una vocación hacia el logro de la calidad. A veces
esta vocación se designa como excelencia, idea que suscita
algunas dudas por el elitismo implícito que ella conlleva,
pero creo que sigue siendo válido que las universidades
estatales no pueden renunciar a su compromiso explícito
con la calidad.
En tercer lugar, son beneficiarias de una asignación de
recursos públicos suficientes para asegurar el funcio-
namiento de la institución a través de políticas e ins-
trumentos de financiamiento estatal. Donde sea que se
FOTO FELIPE POGA
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P.P. / Nº3 2016