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distanciaban.Ysinembargodebíamos tratar de colaborar paradesambiguar
enunciados formales fijados en la norma, tales como "tierras ancestrales",
"ocupación tradicional", "especial relación con la tierra", y alcanzar los
objetivos de aquellas personas con las cuales estábamos vinculados.
Hice esfuerzos por advertir que para dar sentido preciso a estas frases
era necesario primero reconocer la especificidad del sujeto
pueblo
al que
nos estamos refiriendo. Que no es posible generalizar, llamar
PachaMama
al territorio de pueblos de tierras bajas. Que la comunidad no se refiere al
espacio donde se hallan las viviendas. Que lo que llamamos comunidad
no es una aldea, un barrio o una villa, sino un complejo sistema de relacio-
nes sociales que deben ser cartografiadas. Como digo, cada vez que bus-
caba enfatizar esta advertencia, me encontraba con réplicas ambiguas.
Ninguno de nosotros desconocía que el problema con estas palabras se
vuelve grave cuando se emplean de formamecánica para discernir a quién
corresponde reconocer legalmente qué cosas. Pero de ahí al hecho de
compartir argumentos, una distancia se interponía entre nosotros.Ambas
partescoincidíamosen lanecesidaddeestablecervínculos interdisciplinarios
entre quienes decimos abogar por un cambio legal que efectivamente pro-
teja la diferencia cultural, pero nuestras argumentaciones sonabanmás o
menos convincentes según el escenario. ¿Por qué? Creo que entendíamos
que para hablarle a quienes tienen que resolver la cuestión el mejor argu-
mento es el que provee el derecho; en este caso, más precisamente la
letra escrita de la norma establecida (aunque en la práctica no se respete).
Pero, por otro lado, si bien el derecho indígena ha avanzado notable-
mente desde el punto de vista normativo, se trata de una disciplina nueva
que tiene como característica que para interpretar el contenido normativo
necesita dialogar con disciplinas sociales y humanas que aporten la espe-
cificidad de sus saberes sobre la idiosincrasia del sujeto al cual se dirige el
derecho. Algo que para quienes creemos que arrastramos el peso del
nacimiento de nuestra disciplina coincidiendo con la expansión colonial
que "descubrió" a la población originaria, la restauración de los derechos