Derechos humanos y relaciones internacionales - page 55

cedimientos de acuerdo al Derecho Internacional Público en Tiempo
de Guerra,
y
a
10
estudiado por las Convenciones de La Haya, con
respecto a la guerra convencional".
.
Tres años después de "De Clausewitz a Mao Tse_tung", el general
Marini publicó su "Estrategia sin Tiempo", En este nuevo libro, Ma–
rini volverá a plantear la exigencia de una nueva teoría de la guerra,
capaz de enfrentar el des'afio comunista. Dirá que frente a este pro"
blema hay respuestas variadas, que van desde las opiniones de un
hombre como Luis María de Pablo Pardo, que cree que "los métodos
adverS'arios no pueden ser asimilados por las democracias en nombre
de la legitimidad de la propia conservación o defensa", hasta las ideas
del general español José Díaz de Villegas de que "toda la técnica de
la guemR revolucionaria, que a los ignorantes desconcierta, se reduce
a la mera aplicación de un viejo precepto terapéutico. Todo
el
trab–
miento, en fin ae la guerra revolucionaria se limita a repetir el anti–
guo adagio latino similia, similiabu!:, curantur: los iguales
se
curan con
los iguales. La cosa es clara". En 1971, el general Marini se limita a
exponer esta "amplia gama de soluciones propuestas", pero él no
juzga.
Cuatro años más tarde, en 1975, Marini püblicará un nuevo libro
sobre la guerra contrasubversiva. Su nombre es "Estrategia Amarílla'·.
Aquí Marini ha abandonado sus viejas cavilaciones. Su opción aparece
nítida. No volverá 'a insistir en los problemas de la legalidad
y
se
limitará a decir que "teniendo en cuenta que más de las tres cuartas
partes del proceso subversivo
y
revolucionario se desenvuelve encu–
biertamente, en la clandestinidad... (esta forma de operar) nos invita
a la búsqueda de un equilibrio de tensiones que nos permitan enfren–
tar filosofías }' doctrinas semejantes a la semblanza del adagio' latino
similia, similiabus curantur: los iguales se curan con los iguales".
Que los igu·ales se curen con los iguales significa reclamar para
los que luchan contra el comunismo el derecho a utilizar todos lós
medios que se supone emplea la llamada violencia revolucionaria, vale
decir, el terror, la tortura, el ataque
.a
mansalva, la denegación de jus–
ticia,etc. Esto, a mi juicio
-y
creo que en el juicio de cualquiera–
significa la destrucción de toda ética militar en el ejercicio de
e~ta
guerra.
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Finalmente, porque el tiempo apremia, unas breves palabras sobre
la habilidad de la democracia para luchar contra la subversión. El
asunto es importante, pues algunos piensan
y
actúan como si fuera
l,lna veraad inconmovible aquello de que no es posible h,lchar contra
la
violencia política }' el terrorismo· dentro de un marco
democr~tko
y
de respeto
.a
la legalidad.
'
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