moral o política buscarán imponer lá lógica de los intereses concretos;
esa será la alianza que trata de oponerse a la política Cartero
c) A pesar de esta realidad emergente que señalamos, no pueden
negarse las realidades concretas y poderosas que representan aún los
estados nacionales. Y ese punto se expresa en la teoría de la no inter.
vención en los asuntos internos de otros estados. Esa es la línea defen.
siva tras la cual se colocan quienes aparecen como los principales incul.
pad05 de violación de los derechos humanos.
En su primer discurso ante la Asamblea General de las Naciones
Unidas en 1977, el Presidente Carter afirmó que "todos los firmantes
de la Carta de la ONU se han comprometido a cumplir y respetar los
Derechos Humanos básicos. Por consiguiente, ningún miembro de las
Naciones Unidas puede afirmar que
el
maltrato dé sus ciudadanos es
cuestión de su sola competencia. Igualmente, ningún miembro puede
eludir su responsabilidad de revisar
y
hablar en casos de tortura o pri.
vación injusta de sus derechos en alguna parte del mundo".
En noviembre de 1977, el Vicepresidente Walter Mondale se re–
fería, también, al tema dirigiéndose a 'la Comisión Nacional de la Li–
ga contra la Difamación de B'Nai B'Tith, afirmaba: "Los derechos que
afirmamos para todos los pueblos, incluso el nuestro, están incorpo.
radas en todos los acuerdos internacionales importantes que se han
concertado sobre la materia en los últimos
30
años. Están inscritos en
la Carta de las Naciones Unidas, en la Declaración Universal de Dere.
chos Humanos y en el Acta Final de Helsinki. Tienen fuerza de ley
internacional. Ninguno de los gobiernos que han firmado estos do–
cumentos pueden con justificación pretender que nuestros esfuerzos
para que se cumplan sean una ingerencia en sus asuntos internos". Y
agregaba que "donde quiera que podamos nos valdremos de nuestra
asistencia
y
nuestra ayuda en apoyo de los valores democrá.ticos. Nues.
tra ayuda al exterior no seguirá siendo un (heque en blanco que se po.
drá llenar sin consideración por el Estado de los derechos individuales".
El Secretario de Estado Vanee, en su discurso ya citado, en la Uni.
versidad de Athens, retomaba la frase de Carter afirmando que "no
es nuestro propósito intervenir en los asuntos internos de otros paí.
ses, pero ningún miembro de las Naciones Unidas puede alegar que
la violación de los derechos humanos protegidos internacionalmente
es asunto solamente suyo".
Para la nueva administración de los Estadós Unidos, el problema
de si la defensa <le los derechos humanos constituye o no interven.
ción en los asuntos internos de otros estados es un elemento particu.
larmente sensible. No debe olvidarse que, de alguna manera ella re–
presenta la reacción de la sociedad norteamericana contra las formas
ilícitas de acción política: el Watergate, la guerra del Vietnam, la in.
tervención en Chi,le, etc.
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