Oriente medio : una eterna encrucijada - page 206

Gilberto Aranda y Luis Palma
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insistieron que se aplicaran las resoluciones de Naciones Unidas respecto
a: el derecho de los refugiados a su repatriación y compensación; la ilega-
lidad de los asentamientos israelíes; que Israel se retirara a las antiguas
fronteras de 1967; y, que Israel abandonara la postura de un Jerusalén
unido y solo bajo soberanía israelí. El Primer Ministro Barak un día antes
de que se iniciaran las reuniones en Ramallah sostuvo en la Knesset que la
resolución 242 de NU no se aplicaba a la Cisjordania ni a Gaza porque
ésta concernía a estados soberanos y no a organizaciones. Los palestinos
enfurecidos por esta nueva interpretación que hacía el gobierno israelí de
la resolución del organismo mundial, se negaron a firmar los mapas que
traspasaban un 3% de control civil y un 2% de control total a la AP.
En medio de la tensión y dificultades en que se encontraba el proceso
de paz, SS el Papa Juan Pablo II visitó Israel, entre el 22 y 26 de marzo del
2000, y cuando estuvo en Belén expresó que el Vaticano apoyaba el dere-
cho del pueblo palestino a su patria «sobre la base del derecho internacio-
nal y las relevantes declaraciones y resoluciones de Naciones Unidas».
No obstante, a pesar de los desencuentros previos a la reunión de
Ramallah, fuentes cercanas a la oficina del Primer Ministro israelí, indi-
caban que Barak para el acuerdo del «estatuto final» estaría preparado a
reconocer el Estado palestino y transferir cerca del 60% del territorio al
control de los palestinos. Pero a cambio, exigiría la anexión de los princi-
pales bloques de los asentamientos los que sumaban alrededor de un 10%
de la tierra de la Cisjordania y dilataría cualquier acuerdo sobre el resto
del 30% del territorio ocupado. Respecto a los asuntos de los refugiados y
de Jerusalén también deberían ser diferidos. Por su parte, los palestinos
insistían que la devolución de territorios comprendía toda la Cisjordania,
Gaza y Jerusalén como su capital, acudiendo a la intervención del Presi-
dente Clinton. Después de varias gestiones de la Casa Blanca se logró que
se llevara a cabo una tercera ronda de conversaciones el 30 de abril en
Eilat. Sin embargo, la delegación palestina se retiró de la reunión porque
el gobierno israelí expresó la intención de expandir el asentamiento de
Ma’ale Edumim, ya que esta declaración violaba los acuerdos pactados
que establecían que mientras se negociara el «estatuto final» no podrían
llevarse a cabo licitaciones para la construcción de nuevos asentamientos.
Barak intervino expresando que él no había autorizado esta licitación y
que se investigaría, haciendo un llamado a los palestinos para que regre-
saran a la mesa de negociaciones. Por su parte, el Enviado Especial de
Washington, Dennis Ross prometió viajar el día 3 de mayo a Eilat para
que se lograra el Acuerdo Marco antes que expiraba el plazo establecido
previamente. Una constante del proceso de paz era que muchos plazos
pactados en los acuerdos de Oslo no se cumplían.
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