Oriente medio : una eterna encrucijada - page 209

Oriente medio: una eterna encrucijada
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mente a lo Wye, cuando Arafat estuvo a solas con el Presidente había dado
a conocer algunas ideas, pero aquí en Camp David, en dos semanas, no
presentó ni una sola proposición ni expresó un comentario serio». Después
de la reunión sostenida entre Arafat y Clinton, donde se puso fin a estas
negociaciones, Clinton estalló en furia gritando que Arafat había estado
ahí catorce días y se había negado a todo.
A la complicada y difícil situación en que se encontraban las negociacio-
nes entre palestinos e israelíes, se sumó un hecho que deterioró aún más el
proceso de paz. El 28 de septiembre del 2000, el líder del partido Likud,
Ariel Sharon, acompañado por fuerzas seguridad, realizó una provocativa
caminata por la Explanada de las Mezquitas, lugar sagrado y de oración de
los musulmanes (Haram), en la ciudad antigua de Jerusalén. Los palestinos
consideraron la actitud de Sharon como una provocación y un claro desafío
a sus demandas. Al mismo tiempo, la acción de Sharon que representaba a
la ultra derecha israelí, era dar una clara señal al Gobierno de Barak –que
en esos días se encontraba en Washington negociando el proceso de paz–,
indicándole que los israelíes no entregarían esos terrenos sagrados.
Este acto inició una reacción y un nuevo levantamiento popular palestino,
una segunda Intifada denominada «al-Aqsa». Sobre la reacción que generó
este hecho, Ron Pundak señala, «el levantamiento palestino comenzó en la
mañana siguiente después que el líder de la oposición Ariel Sharon visitó el
Monte del Templo/Haram al-Sharif, el 28 de septiembre del 2000. Los si-
guientes meses de violencia y odio expresaban la frustración de siete años
desde la firma de los Acuerdos de Oslo. La visita de Sharon y la muerte al
día siguiente de los musulmanes que se encontraban rezando en las explana-
das de las mezquitas por la policía israelí, fue el fósforo que encendió el
saco de pólvora que había amenazado por años con explotar»
182
. Los
enfrentamientos se acentuaron entre las fuerzas de ocupación militar israelí
y la población palestina. Se incrementaron los atentados suicidas contra los
centros civiles israelíes e Israel respondió con los asesinatos selectivos, des-
truyendo las casa de los que participaban en estos actos terroristas, además,
se cerraron los pasos y los territorios palestinos quedaron bloqueados. La
violencia, la inseguridad y la muerte de palestinos e israelíes desplazaron a
las inconclusas y prolongadas negociaciones de paz.
Según Ross, la secretaria de Estado Albright llamó a Arafat solicitán-
dole que hiciera algo. El líder palestino le habría respondido que haría
todo lo posible. «Sabemos que Arafat no levantó un dedo para detener las
protestas, las que a los días siguientes iniciaron la segunda Intifada. ¿Por-
qué no? Algunos creen que después de Camp David él concluyó que no
182
Pundak, Ron,
op. cit.
, p. 31.
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