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Paracelso fue un alquimista, médico y astrólogo suizo que, desde una ópti-
ca racional, insistió en la importancia de la observación directa de la natu-
raleza. Fue el primero en expresar que los procesos vitales son químicos y
que, por lo tanto, en el estudio de la química puede hallarse la curación de
las enfermedades. Su primer aporte fue liberar la alquimia de sus fantasías
y redefinirla para
“preparar medicinas”.
Así, introdujo el uso de sustancias químicas con fines terapéuticos –que
preparaba mediante procesos de destilación y extracción– y de compues-
tos metálicos como el azufre, el plomo, el hierro, el antimonio y el cobre.
También preparó tinturas de alcohol y una gran variedad de extractos.
Aunque Dioscórides también describió el uso de sustancias químicas con
efectos medicinales, Paracelso las utilizó en forma regular y sistemática,
demostrando el error de la época que sostenía que la ingestión de sus-
tancias químicas es tóxica. Además de su confianza en estas sustancias,
planteó que existía un remedio para cada enfermedad, introdujo el con-
cepto de atacar la enfermedad y no los síntomas, y que lo similar curaba
lo similar, en franca oposición al concepto galénico de cura por contrarios
o medicina alopática.
Las obras de Paracelso predominaron en la farmacopea occidental hasta
el siglo XIX.
8. La farmacia del Nuevo Mundo
La exploración del Nuevo Mundo y el descubrimiento de rutas alternativas
para acceder a pueblos más remotos permitieron que una gran cantidad
de sustancias fueran introducidas en Europa por los navegantes españoles,
portugueses, ingleses, franceses y holandeses.
La abundancia de nuevas hierbas, plantas, árboles y semillas, y la potencia
de los efectos de sus preparaciones fue de tal magnitud que las autoridades
debieron incluirlas en las primeras farmacopeas oficiales, en las cuales se