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DERECHO INTERNACIONAL
conferencia
con
el ministro de estado
espaol,
clon
Francisco
Javier Istriz.
En
ella,
valido
del carcter
que
habia tenido
mui
pioco
tiempo
antes
en
aquella
corte,
manifest
a
su
excelencia
la
sorpiresa
con
que habia odo
el
proyecto
del
ex-presidente
Flores,
i
los resultados funestos que
en su
concepto
no
podia
dejar
de
producir
en
las
recientes
relaciones de
amistad
i
co
mercio
entre
la
Espaa
i
los
nuevos
estados
americanos.
El
coronel Ses
desenvolvi
extensamente esta
importante
consi
deracin,
pintando
la odiosidad
cjue el atentado
de
Flores
aca
rreara
por
precisin
al
gobierno
que
jiareciese tolerarlo,
i
el
justo
resentimiento
de
unos
pueblos
celosos ele
su
independen
cia,
i
que
miraban
con
horror toda
apariencia
de
intervencin
extranjera.
El ministro
contest cjue
se
exajeraba
demasiado;
cjue
el
gobierno
nada
mas
habia
hecho que
conceder
licencias
a
los
oficiales que
las
solicitaban,
con
el
objeto
de
descargar
el
erario;
i
cjue,
respecto
ele
los
soldados,
no era
cosa
nueva
permitrseles
que
se
retirasen
a sus
hogares,
por los
pocos
meses
que
les restaban
para llenar
su
empeo,
i
mientras lle
gaba
el
tiempio
de licenciarlos
definitivamente.
Que
Flores par
ticipaba
acaso
de
una
ilusin harto
poderosa
en
los
emigrados
polticos,
imajinndose
tener
en
el
Ecuador
un
gran
partido
cjue
le
aguardaba
con
los
brazos
abiertos;
que
esta
ilusin
se
des
vaneca
casi
siempre
al tocarla
realidad;
i
cjue
no
extraara
cupiese
la
misma
suerte
al
ex-presidente
del Ecuador.
Que
el
gabinete
de
su
majestad
catlica
no
tenia
mas
que
un
conoci
miento
indirecto de
la
materia;
que
no
podian,
por
consiguien
te,
atribursele
miras hostiles
contra
las
rejiblicas
americanas;
i
que
no
estaba
en
las facultades del
gobierno
espaol,
segn
su
actual
sistema
poltico,
impedir
que
dispusieran
de
sus
pier-
sonas
los que
cjuisiesen
acompaar
a
Flores.
A
esto
se
redujo
lo sustancial de
la
conferencia.
La prensa de
todos
colores
habia
guardado
un
profundo
silencio,
hasta
el
7
de
agosto,
en
que
sali
a
luz
en
El
Clamor
Pblico
el artcu
lo
que
hemos
insertado.
Los
rumores
tomaban
cada dia
mas
cuerpo.
Se deca
que
la
expedicin
se
hara
a
la vela
en
uno
ele
los
puertos
del
Mar
Cantbrico
o
de
las
costas
de
Inglaterra;
i
se
daba por
seguro que
se
dirijiria
pior
el estrecho de
Maga-
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