

lodo en un dique a punto de ceder, apenas
cayera en él un peñasco de cierto volumen.
A la ex subdirectora técnica de Gendarme-
ría, Myriam Olate, le cupo el triste mérito
de desbordar el dique, cuando trascendió
que gozaba de una pensión superior a los
cinco millones de pesos. No era la única
favorecida con el botín de este servicio de-
pendiente del Ministerio de Justicia, pero
su connotación como esposa del diputado
socialista Osvaldo Andrade fue el condi-
mento para elevar la rabia acumulada en la
cadena de episodios de corrupción que tie-
nen a mal traer el prestigio de los políticos.
Tras la exitosa marcha pacífica y familiar
“No + AFP” del 24 de julio comenzaron a
sonar los timbres de alarma. Algunos pre-
sidentes de administradoras abrumaron a
sus afiliados con cartas en que se presen-
taban como víctimas de una campaña de
desprestigio, al tiempo que resaltaban las
bondades de la capitalización individual
con un discurso que puede ser calificado
de ochentero, es decir, que reflotaba los
argumentos que dieron origen en noviem-
bre de 1980 a las AFP, con el entusiasta
José Piñera como padre de la criatura.
¿Valiente o autorreferente? ¿Consecuente
o ególatra? Bajo cualquiera de estas cate-
gorías, el que fuera Ministro del Trabajo
de la dictadura se sintió interpelado por la
marcha del 24 de julio y se apresuró a via-
jar a Chile para defender su modelo. En
sucesivas presentaciones televisivas hizo
ostentación de un histrionismo autosufi-
ciente, sordo a los múltiples casos de jubi-
lados que malviven con pensiones misera-
bles presentados por los propios canales.
En el marco del retorno de Piñera, TVN
reflotó el video de una charla que dio el
año 2010 en la universidad guatemalteca
Francisco Marroquín, donde relataba con
entusiasmo su diálogo con un piloto, que
llevaba ahorrados 400 mil dólares en su
pensión y planeaba tener reunidos 750
mil dólares a los 65 años para ir a gozar de
su buen retiro a alguna isla caribeña.
Gracias a su buen piloto, José Piñera pue-
de ignorar olímpicamente la realidad de
unos 400 mil chilenos que ahorraron du-
rante 35 años en un fondo de pensiones y
que hoy tienen una jubilación de apenas
118.000 pesos al mes, como recordó el ex
senador Hormazábal. Lo determinante, a
despecho del entusiasta discurso del ex mi-
nistro de la dictadura, es que la mayoría de
las pensiones en Chile hoy equivalen a sólo
34% del sueldo del cotizante al momento
de jubilar, muy por debajo del 70% que el
propio Piñera prometía en 1980.
El comodín del populismo
Las AFP comenzaron a existir en 1981.
La reforma previsional de la dictadura fue
parte de las “modernizaciones” que el régi-
men de Augusto Pinochet impuso como
parte de un proyecto de refundación del
Estado chileno. Bajo el dogma neoliberal
se trataba de reducir el sector público a su
mínima expresión, consagrando la liber-
tad individual como eje de las relaciones
económicas y sociales.
José Piñera fue un adalid de estas moder-
nizaciones, que incluyeron, además de la
reforma previsional, el Código Minero, que
reabrió la gran minería del cobre a los pri-
vados; el Código Laboral, que en nombre
de una peculiar libertad de trabajo arrasó los
derechos sindicales; y la reforma de la salud
con la creación de las Isapres. Bajo un estado
de excepción, con partidos políticos proscri-
tos, un Parlamento clausurado, sin prensa
opositora y un Poder Judicial sumiso, se im-
pusieron paradojalmente estas transforma-
ciones como paradigma de la libertad.
En la superficie, el argumento para refor-
mar las pensiones fue que los sistemas de
reparto, administrados por cajas previ-
sionales y con apoyo estatal, no sólo eran
impositivos, sino que impedían multiplicar
adecuadamente los recursos, considerando
que éstos se tornarían insuficientes con el
envejecimiento de una población en la que
los jubilados crecerían a mayor ritmo que
la fuerza laboral activa. Por tanto, era una
solución inteligente optar por la capitaliza-
ción individual, en que cada uno tendría la
pensión que fuera capaz de ganar, lo cual
era a su vez un estímulo para ahorrar.
Lo que no se dijo y que has-
ta hoy los sostenedores de las
AFP se niegan a reconocer es
que en los hechos se produjo
una expropiación de los aho-
rros previsionales en beneficio
de los grupos económicos que
contarían desde entonces con
cuantiosos recursos de inver-
sión. Fue, a su modo, una reforma del
mercado de capitales, cuyos resultados
están hoy a la vista: las AFP administran
1.700 millones de dólares, que equivalen
a dos tercios del PIB chileno.
Sin duda se ha creado mucha riqueza, de lo
cual dan cuenta las utilidades del sistema,
pero con una tendencia regresiva en cuanto
a su distribución. “Las AFP recaudaron en
abril 500 mil millones de pesos, sólo en co-
tizaciones obligatorias, y pagaron un millón
de pensiones a 200 mil pesos cada una, lo
que son 200 mil millones de pesos. Es decir,
recaudaron 500 mil millones y pagaron 200
mil millones y eso lo vienen haciendo todos
los meses desde que se crearon”, sostuvo
Manuel Riesco en una entrevista radial.
“Resulta sintomática la virtual exclusión entre los interlocutores del Gobierno
de las voces disonantes. El dirigente sindical Luis Mesina, principal activista del
movimiento ‘No + AFP’, convocante de las marchas del 24 de julio y del 21 de
agosto, no es invitado a La Moneda y está prácticamente excluido de los medios”.
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P.P. / Nº2 2016