PALABRA PÚBLICA Y LA
LIBERTAD DE EXPRESIÓN
La querella presentada por la ciudadana Michelle
Bachelet en contra de la revista Qué Pasa por la pu-
blicación de una nota en la cual un oscuro operador
la involucraba en el caso Caval, no sólo abrió un de-
bate en torno a la libertad de expresión y el derecho
a la honra, recogido profusamente por los medios de
comunicación. También provocó, aunque de manera
acotada, que la escandalosa concentración de la pro-
piedad de los medios en manos de unas cuantas fami-
lias, que además comparten una similar visión política
y cultural de la sociedad, fuera esgrimida como argu-
mento por quienes en las últimas dos décadas y mien-
tras fueron gobierno, nada hicieron para impedirla.
De ahí que la reflexión efectuada por la Presidenta de
la República al día siguiente de presentada la quere-
lla: “hay una libertad limitada cuando la libertad de
expresión está en manos de unas pocas familias”, para
muchos no pasó inadvertida. Sobre todo entre quie-
nes por años hemos insistido en que una de las gran-
des deudas de los gobiernos de la Concertación con el
fortalecimiento de la democracia y la constitución de
ciudadanía ha sido precisamente este punto.
En ese escenario se inscribe
Palabra Pública
. Porque
la que hoy presentamos es una revista que asume como
premisa que la libertad de expresión y la diversidad de
medios de comunicación que contengan discursos y
miradas plurales son esenciales para medir el espesor de
una democracia. Al mismo tiempo, se trata de una pu-
blicación que tiene por objetivo instalar conversaciones
que efectivamente enriquezcan y densifiquen el espacio
donde se produce el diálogo ciudadano.
Qué duda cabe: tanto el pluralismo como la diversidad
resultan factores centrales de la libertad de expresión.
Esta nueva apuesta editorial de la Universidad de Chi-
le cierra el ciclo de la iniciativa que la precedió, “El Pa-
racaídas”, y abre otro intentando ampliar el espectro
de lectoría tanto dentro como fuera de la Universidad,
invitando así a un diálogo donde “lo público” sea per-
cibido como inherente al ethos republicano y no un
atributo secundario transable en las leyes del mercado.
De allí la variedad de nombres que fortalecen el Con-
sejo Editorial de esta revista, al que se han sumado
académicos, investigadores e intelectuales provenientes
de diversas áreas del conocimiento de nuestra Universi-
dad. Por ello también la existencia en cada número de
un dossier dedicado a un tema central que profundiza
en argumentos para alimentar un debate como lo es, en
esta oportunidad, el rol de las universidades estatales.
Si “la Chile” piensa en Chile, nuestro desafío es ex-
presarlo no sólo en las aulas, las investigaciones, o la
extensión, sino además en sus medios. De eso trata
Palabra Pública
.
POR FARIDE ZERAN
Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile
Opinión
P.3
Nº1 2016 / P.P.