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Presentamos esta nueva revista,

Palabra Pública

,

con la cual la Universidad de Chile quiere invitar

a una conversación y proponer un encuentro que

convoque constructivamente tanto al conjunto de

nuestra comunidad universitaria como al país.

Se trata de contribuir a reinstaurar una primacía

para las palabras. Resituarlas, pues parecería que han

sido desplazadas y sobrepasadas y que, también ellas,

habrían pasado a cumplir un rol subsidiario dentro

de la vida nacional. El poder crea realidades, espe-

cialmente el poder económico. Entre las realidades

que este puede crear está el poder político.

La idea de verdad se vincula intuitivamente al resulta-

do del ejercicio de intercambiar y contrastar palabras.

Alternativamente, las palabras pueden servir para jus-

tificar decisiones ya tomadas, verdades ya declaradas,

por estimarlas las más convenientes para quien habla

y, frecuentemente, ordena. Las palabras van siendo

arrinconadas, restringidas, subordinadas a intereses.

En un discurso en la Universidad de Columbia, al

celebrarse los 50 años de la caída del nazifascismo,

Umberto Eco afirmaba: “Todos los textos escolares

nazistas o fascistas se basaban en un léxico pobre y

una sintaxis elemental, con el fin de limitar los ins-

trumentos para el razonamiento complejo y crítico”.

Lograr que el poder político se independice del

económico es un objetivo de la mayor importan-

cia para todos. A su actual subordinación parece

haber contribuido como causa el debilitamiento

de la potestad de las palabras. Al mismo tiempo,

este último se puede entender como un resultado

de esa subordinación. Devolverles preponderancia

a las palabras debiera ayudar a devolverle altura a

nuestros foros cotidianos.

La afirmación de que una figura vale más que cien

palabras puede tener un significado alternativo:

en una campaña electoral los costosos carteles con

retratos copando las calles priman sobre las pro-

puestas programáticas. Hace ya varios años, cuan-

do Craxi, quien entre otros cargos fuera eurodi-

putado, con claridad inaudita hablaba del nuevo

financiamiento de la política, nos reímos de lo que

considerábamos una osadía. En retrospectiva, hu-

biera sido mejor tomarlo en serio.

Hay otra acepción del término palabra, con la

cual también nos identificamos, que se refiere a un

compromiso en conciencia que habrá de cumplir-

se sin requerir de acciones coercitivas. En un cier-

to sentido, la gratuidad de la educación superior

representa eso. Representa la confianza en que el

entregarle educación gratuita a un joven genera en

él un compromiso con la sociedad que le permitirá

seguir una carrera, que él sabrá retribuir.

Queremos que esta revista permita una mayor vin-

culación de la Universidad con la sociedad y que

también sea una herramienta para que el público co-

nozca, valore, juzgue y participe de nuestras tareas.

El que esta revista aspire a constituirse en una pa-

labra pública, la hace plural, ciudadana, pertene-

ciente a todos, contribuyente de la cohesión social.

Preocupada del bien común. Afín a la historia, a

los objetivos de nuestra Universidad.

Editorial

LA PRIMACÍA DE

LAS PALABRAS

POR ENNIO VIVALDI

Rector de la Universidad de Chile

P.1

Nº1 2016 / P.P.