Oriente medio : una eterna encrucijada - page 237

Oriente medio: una eterna encrucijada
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Convertida dicha relación en premisa política, ya en plena administra-
ción de George W. Bush, se dio forma al Comité para Liberación de Irak,
el cual se reunió con la Consejera de Seguridad Nacional, Condoleeza
Rice, en orden a formular un plan para preparar a la sociedad civil esta-
dounidense para una eventual guerra en Irak. De esta manera, Washing-
ton buscaba que su determinación política encontrara el indispensable
consenso doméstico.
A partir de abril de 2002 la prensa estadounidense comenzó a advertir
acerca de los planes de guerra de Washington contra Bagdad. Aunque se
desconocía la forma y la oportunidad en que se llevaría a efecto el ataque
y que miembros estatales de la comunidad internacional comenzaron a
reclamar pruebas para respaldar la intervención, las posibilidades de una
eventual guerra liderada por Estados Unidos contra Irak ya eran altas.
Comenzaba la última etapa de las negociaciones para una interven-
ción que era el respaldo internacional que se pudiera de acuerdo con la
política emergente de los atentados de alianzas amplias. En este punto
apareció una diversidad de puntos de vista al interior de la propia admi-
nistración estadounidense. Se enfrentaron, por una parte, un sector incli-
nado a una intervención sin condiciones, entre los cuales estuvo liderado
por el Vicepresidente Richard Cheney, la plana mayor de los secretarios y
consejeros en defensa y seguridad, el Secretario de Defensa, Donald
Rumsfeld y la Consejera de Seguridad Nacional, Condoleeza Rice; inte-
graron también este sector el grupo más cercano al nuevo laborismo de
Blair, así como la totalidad del partido conservador del Reino Unido; Is-
rael en su conjunto y la coalición en el poder en Italia, encabezada por el
Premier Silvio Berlusconi.
Por otra parte, a los anteriores se enfrentaron aquellos quienes propi-
ciaban que antes de cualquier decisión, Washington y sus aliados debían
consultar a las organizaciones internacionales pertinentes. La posición fue
defendida desde el Departamento de Estado, encabezado por el Secretario
de Estado, Colin Powell, y su número dos, Richard Armitage, una parte de
la
CIA
, con su director George Tenet; y una mayoría de los países de la
Unión Europea, gobernados tanto por coaliciones de derecha (Francia y
Holanda) como de centro-izquierda (Alemania). A los anteriores se sumó,
Rusia que inicialmente flexibilizó su postura y; aquellas potencias que
exigieron la aportación de documentos que probaran las acusaciones en
contra de Irak, como fue el caso de China.
Mientras los «halcones», como fueron identificados los miembros del
primer grupo, esgrimieron la violación sistemática a los derechos huma-
nos y la parálisis de las organizaciones internacionales para enfrentar
tales situaciones (fue recurrente el caso de Kosovo), las «palomas» insistie-
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