Oriente medio : una eterna encrucijada - page 225

Oriente medio: una eterna encrucijada
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Los Estados Unidos bajo la administración Clinton intentó responder al
reto del terrorismo religioso (mayoritariamente islamista, aunque también
protagonizado por corrientes cristiano-fundamentalista), inyectando consi-
derables recursos para combatirlo, lo que significó duplicar los gastos en la
lucha desde diferentes frentes -prevención y contención- desde 1994 en ade-
lante, llegando a más de 10 mil millones de dólares durante el año 2000.
Del mismo modo, en el transcurso de los noventa en Estados Unidos
hubo importantes esfuerzos de innovación legislativa y burocrática para
combatir el terrorismo, patrocinadas por la Casa Blanca. Se puede citar
entre otros la Firma del Acta Anti-Terrorista de Pena de Muerte Efectiva
en 1996, con la creación de un Tribunal especial para expulsar a extranje-
ros en forma expedita y consideración de carácter criminal a la asistencia
material o financiera prestada a organizaciones consideradas terroristas.
Entre 1995 y 1998, la administración Clinton dictó tres Directivas Pre-
sidenciales contra el terrorismo, expandiendo y redefiniendo el papel de la
Casa Blanca sobre la dirección y control de las actividades operacionales
en esta materia.
El 13 de octubre de 1997 se presentó el informe de la comisión presi-
dencial acerca de infraestructuras críticas, segmentándolas en cuatro áreas
principales: energía, banca y finanzas, transportes y distribución y servi-
cios vitales a la población. Las amenazas principales identificadas fueron
el cyber-terrorismo y el bio-terrorismo. Paralelamente la
FEMA
(Federal
Emergency Managament Agency), desarrolló en colaboración con el De-
partamento de Defensa, un programa de acción bajo situaciones de emer-
gencia
NBQ
(nuclear, bacteriológica y química).
Durante la Cumbre de la
OTAN
(Organización del Tratado del Atlánti-
co Norte) de abril de 1999 fue introducido dentro del concepto estratégico
de la Alianza (punto 24) el riesgo de ataques terroristas contra los estados
signatarios del Pacto.
Complementariamente, y siguiendo el viejo paradigma del terrorismo,
fueron identificados ciertos estados como los principales sostenedores de
este terrorismo de nuevo cuño: Irán, Irak, Siria, Sudán, Libia, Corea del
Norte y Cuba. La retórica predominante fue la de identificar dichos Esta-
dos como «irresponsables».
En consecuencia, se puede concluir que en plena administración Clinton
la neutralización de un terrorismo de nuevo cuño, a menudo con móviles
culturales-religiosos, llegó a ser una prioridad para el gobierno estadouni-
dense debido al incremento del radio de acción del fenómeno.
Un segundo elemento a considerar para comprender el papel que Esta-
dos Unidos está jugando en el Oriente Medio es la interpretación que
hicieron algunos círculos académicos estadounidenses del nuevo orden in-
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