Oriente medio : una eterna encrucijada - page 224

Gilberto Aranda y Luis Palma
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sarín en el Metro de Tokio en 1995; El atentado y destrucción del edificio
federal de Oklahoma City en 1996 y los atentados a las embajadas estado-
unidenses en África, Kenya y Tanzania, durante 1998.
Es sintomático constatar los puntos de vista de investigadores estado-
unidenses, en orden a identificar los desafíos que en el ámbito del terroris-
mo comenzaron a confrontar los Estados Unidos desde la década de los
noventa. Entre otras apreciaciones recogieron
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:
1. El poderío militar de Estados Unidos y su estatus de única superpoten-
cia llevaría a sus adversarios hacia estrategias asimétricas, incluyendo
el terrorismo.
2. Estados Unidos no sería capaz de detener a tales adversarios dada la
pasión religiosa que orienta una conducta violenta.
3. El advenimiento de la era de las Armas de Destrucción Masiva (
ADM
)
y la irrelevancia creciente del viejo paradigma de la Guerra Fría de la
disuasión nuclear, podría eventualmente elevar al terrorismo desde un
nivel táctico hasta constituirse en un desafío estratégico. Respecto a
este punto se recomendó preparar una respuesta proporcional.
4. Dada la naturaleza de las
ADM
y del terrorismo cibernético, los ataques
podrían proceder desde casi cualquier lugar. La responsabilidad de los
actos terroristas ejecutados serían difícil, sino imposible de determinar.
5. Era altamente plausible que se ejecutarían ataques en territorio
estadounindense.
6. El surgimiento de actores no estatales con vocación de confrontación
con Washington representaría un desafío a los recursos y métodos tra-
dicionales de inteligencia de Estados Unidos. Particularmente, la difi-
cultad para infiltrar a dichas organizaciones no estatales debería ser
compensada atacando su respaldo logístico.
7. Dadas dichas condiciones, los Estados Unidos deberían incrementar
sus esfuerzos para revertir sus vulnerabilidades, desde que las amena-
zas emergentes pueden ser de naturaleza y origen que no se puede
anticipar o prevenir de manera absoluta. Por lo tanto, es necesario la
renovación de un programa nacional de defensa civil y de protección
de la llamada infraestructura crítica.
8. El gobierno estadounidense, por si mismo, debería mejorar la coordi-
nación de programas y presupuestos en las áreas de reforzamiento le-
gal, inteligencia, diplomacia y capacidad militar.
9. Por la naturaleza de la amenaza, los Estados Unidos no podrían conte-
nerlas por si solos. En consecuencia, la cooperación con otros Estados
aliados a Washington resultaría esencial.
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Simon, Steven y Benjamín, Daniel, «The Terror»,
Survival,
Vol. 43, Number 4,
Winter 2001, pp. 5-15.
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