POLíTICA NUCLEAR
mente esa barrera, con el resultado final de que la
distan~ia
entre
ellos es del orden de la longitud de onda asociada al electrón. Clá–
sicamente uno se quedaría en consecuencia con dos objetos separa–
dos entre sí por una cierta distancia; sin embargo, cuánticamente
existe el llamado efecto túnel, que significa que una partícula pue–
de atravesar una barrera de energía, lo que permite que interactúen
entre sí los dos núcleos y se produzca el fenómeno de fusión, cen
la consiguiente liberación de energía.
Ahora bien, como el electrón tiene una masa muy pequeña, la
distancia resultante es todavía demasiado grande como para que sea
efectivo el efecto túnel. Pero dada la existencia de los quarks, de
mucho mayor masa, ellos podrían acercar suficientemente los nú–
cleos de deuterio, permitiendo en consecuencia la acción de las fuer–
las nucleares y la producción del fenómeno de fusión. En la opi–
nión de destacados científicos el proceso recién descrito es perfecta–
mente posible*, liberando en cada caso una cantidad de energía al–
go superior a la liberada en el proceso de fusión corriente, con la
ventaja adicional de que produciría un mínimo de radiación y por
tanto energía más limpia y generada probablemente de manera más
eficiente que en el caso de los fenómenos que actualmente se cono–
ce. La aplicación tecnológica de este proceso se ha demostrado así
perfectamente posible, habiéndose en particular demostrado la posi–
bilidad de utilizar los quarks como catalizadores de estas reacciones
nucleares. La teoría de los quarks abre por tanto una avenida de
la mayor importancia para la exploración energética, supeditada por
cierto a la demostración experimental de la existencia de ellos co–
mo partículas libres.
2. Las revoluciones tecnológicas.
Todavía varios años después de la bomba atómica, en la Escuela
de Ingeniería de la Universidad de Chile (donde yo era estudiante)
no se mencionaba los núcleos en los cursos de física, sino quizás al
pasar, sin que se supiera de los protones y neutrones excepto que
alguien los estudiara por su cuenta. Por consiguiente, tampoco se
-Esto ha sido discutido sólo en fecha muy reciente. (Ver G. Zweig, Science.
Septiembre de 1978).
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