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vida a secas, pues se trata aquí de vida humana, de personas, e incluso son
personas los pacientes mentales incurables, de modo que la eutanasia, en
la forma practicada por el nacionalsocialismo, no puede ser fundamentada
en la medicina, excepto en aquella que se concibe a sí misma como mera
aplicación neutral de los principios de la ciencia biológica.
Experimentos en sujetos humanos
Otro tema abordado por Viktor von Weizsäcker se refiere a los experi-
mentos en sujetos humanos. En ausencia de una ética inmanente a la cien-
cia es esperable que ellos se conduzcan de acuerdo a la libre voluntad de
los implicados, a la reciprocidad y según las normas legales del derecho
civil y de gentes. Ello excluye la realización de experimentos en personas
que no pueden participar en la toma de decisiones. Es la finalidad de los
experimentos el factor más difícil de estimar, pues existe aquí la difícil
alternativa de tener que elegir entre los beneficios médicos y la moralidad.
Ésta debe prevalecer y, en algunos casos, es hasta permisible el empleo de
la fuerza; éste se consagra en numerosos aspectos de la medicina, en méto-
dos diagnósticos y terapéuticos que a veces causan dolor o daño, en todo
caso riesgo. La culpabilidad de la medicina que renuncia a una reflexión
íntima deriva justamente de entregarse al dictamen del poder político.
Sin embargo, la culpabilidad de una medicina antropológica no es me-
nor, toda vez que promete algo que en rigor no puede ofrecer, cual es la
verdadera curación del hombre y, lo que es más importante, su conduc-
ción hacia la vida eterna. Podría agregarse que la “mala conciencia” de la
medicina y la ciencia modernas deriva de su ofrecimiento de algo que ni
una ni otra puede, en rigor ofrecer: salud, felicidad, bienestar. No cabe la
menor duda de que el tema del consentimiento voluntario, expresado en
el artículo primero del llamado Código de Nürenberg, es uno de los temas
de más perdurable importancia en el debate bioético. Ello es evidente en
el espacio que se le asigna en los documentos emblemáticos de la bioé-
tica estadounidense, como el Informe Belmont, y en otros documentos
internacionales como la Declaración de Helsinki o las pautas del
Council