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espíritu mismo del actuar médico auténtico, más allá de la pericia técnica:
el principio de reciprocidad (
Gegeseitigkeit
) y el principio de solidaridad
(
Solidarität
). La reciprocidad no es igualdad o identidad (
Gleicheit
) ni la
solidaridad es voluntaria (
freiwillig
). Este recurso a los principios de re-
ciprocidad y solidaridad permite adentrarse mejor en las intenciones an-
tropológicas últimas de von Weizsäcker. En otros términos, constituyen
los fundamentos de una verdadera interacción médico-paciente, que es la
base de la medicina. Ellos enseñan que no se puede interactuar desde una
superioridad o autoritarismo por parte de ninguno de los integrantes, y
además estas premisas son extensibles a la relación del individuo enfermo
con la sociedad en su conjunto. Cualquier recurso a la autoridad por parte
del médico como experto se debe legitimar bajo no sobre la relación de
reciprocidad. “No se ejerce la solidaridad en el ámbito médico a través
de la superioridad”. No hay ni un
Führer
ni un conductor ni un experto
que se constituya en instancia suprema y última. Pero además todo poder
externo a la relación médico-paciente presupone el peligro de la extralimi-
tación, despotismo, arbitrariedad. La reciprocidad y la solidaridad están
destinadas a conducir, guiar y presidir el accionar médico (
ärtzliches Han-
deln
). En otras palabras, los abusos y crímenes contra la profesión médica y
contra la humanidad fueron expresión de que lo que se atropelló en última
instancia fue la esencia de la medicina, esto es, la interacción solidaria con
el sufriente; esta interacción se desfiguró, pervirtió, corrompió y envileció
hasta lo inhumano. El análisis minucioso de ambos principios durante el
menesteroso año de 1947 le sirvió personalmente, porque volvió a reafir-
mar a von Weizsäcker sobre la necesidad y urgencia de continuar elabo-
rando una medicina diferente, cuyos correctivos se encuentren al interior
de ella misma para evitar el inmoral abuso del poder (
Macht)
proveniente
de fuerzas foráneas, cualesquiera sean estas fuerzas y sus justificaciones.
Pero el Juicio de Nürenberg que se estaba desarrollando simultáneamente
le ratificó en sus planteamientos, contrarios al de los demandantes, de
que las normas éticas esgrimidas por éstos nunca fueron las inherentes a
la medicina. No pudieron ser intrínsecas porque la medicina biológica no
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