Página 571 - Obras completas de don Andrés Bello: Volumen X : Derecho internacional
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EXPEDICIN
DEL
JENERAL
FLORES
561
las
esjiecies
a
ejue
aludimos
como una
de
tantas
calumnias,
cuyo
orjen
no
es
difcil
adivinar.
El
ministro peruano
en
Londres
se
habia
dirijido
al
gabinete
britnico
invocando
sus
buenos
oficios jiara
contrariar el
aten
tado
de
Flores;
i
en
contestacin
se
le
asegur
ejue
el
gobierno
no
habia
prestado
auxilios;
que,
para
impedir
los
armamentos
en
los
pueblos
de
la
Gran
Bretaa,
estaban
exjieditos
los
recur
sos
legales;
que los subditos britnicos habian recibido
graves
perjuicios
i
vejaciones
de
jiarte
de las
autoridades
sur-ameri
canas;
i
que
el
gobierno
vera
con
gusto
cualquier
cambio
en
virtud
del
cual
se
les hiciese
justicia,
i
so
observasen
fielmente
los tratados.
Los
fondos suministrados
por la reina
Cristina
se
hacan
subir por
algunos
a
la
enorme suma
de
tres
a
cuatro
millones
ele pesos.
El
enganche
de
carlistas que
se
est
haciendo
ahora
en
Burdeos
i
en
otros
jiuntos
(dice
un
corresponsal)
es
asunto
grave,
no
solo
porque
hace
ver
la
influencia
que
ejerce
Flores,
sino
tambin
piorcpue
pirueba
ejue el
gobierno
de
Francia
no
ignora
el
jiensamiento
secreto
de
la
expedicin.
Un
cartel
impreso
epue
provocaba
al
alistamiento
en
las pro
vincias
del
norte
de
Espaa, aseguraba
a
todo individuo que,
teniendo las
calidades
necesarias para
el servicio militar
se
enganchase
para
la
repblica
del Ecuador
por
el
trmino
ele
cinco
aos,
las
condiciones
siguientes:
Cien reales
velln
al
momento
ele
sentar
plaza;
otros
ciento,
un
mes
despus
de
enganchado;
i
otros
ciento,
al embarcarse.
El sueldo de
sarjento primero
trescientos
cuarenta
reales,
segundo,
doscientos;
cabo
primero
ciento
sesenta,
segundo,
ciento
cuarenta;
soldado,
ciento
veinte.
Vestido
gratis
en
el
momento
del embarco.
Despus
de
cinco
aos
ele
servicio,
diez
fanegas
de
tierra,
una
yunta
de
bueyes
i
una vaca
parida.
Trasporte gratis
a
los
que
ejuisiesen
volver
a
Espaa.
Un
testigo
de
vista
superior
a
toda
excepcin,
escribe as
desde
Bilbao:
Pasando
por
una
de
las
ventanas
del
cuartel
de
San
Francisco,
vi
un
cuadro
pequeo
en
el
que
se
lean
DCHO.
INT.
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