EXPEDICIN
DEL
JENERAL
FLORES
559
curso
el
pillaje
i
el
robo.
La
Suiza
es
otro
pas
que
se
aade
a
la
lista
de
los
que
contribuyen
a
la
cruzada
de
Flores;
i
si
fuese
cierto
que
l
mismo
se
hubiese
trasladado
a
los
cantones
con
este
obje;to,
nada
probaria
mejor
las dificultades
en
que
tropieza
piara
completar
su
lejion
ele
proslitos.
Tres
mil
hombres
se
compiutaban
como
el
pi
de fuerza ele
la
expedicin;
nmero que
probablemente
figura
en
el
plan
de
Flores,
pero
a
que,
en
fines de
setiembre,
estaba
algo
lejos
de
llegar
el resultado
piositivo
ele
los
infatigables
esfuerzos
del
caudillo.
Decase
que
se
contaba
con
dos
mil
hombres
de
infan
tera,
ya
contratados;
con
trescientos
de
caballera,
doscientos
artilleros
e
injenieros,
seis
piezas
de
campaa;
dos
o
tres
bu
ques
de vapor
con
caones
del calibre de
80;
tres
buques
mas
armados
en
guerra,
i
una
excelente banda de
msica.
Faltaban
cjuinientos
hombres para
el
completo
ele los
tres
mil
del presu
puesto,
los
cuales
se
repartiran
entre
los
varios
cuerpos
preci
tados,
i
se
sacaran
preferentemente
de
Irlanda.
Se
hablaba
de
buques
mercantes
de diversas
naciones
para
servir
de
trasportes,
Flores
se
jactaba (escriben
de
Madrid)
de
que
con sus
noventa
caones
piaralizaria
la
resistencia
del Per
i
de
Chile,
i
dara la
lei al
Pacfico.
Por
conducto,
diferente
se
afirma
la compra
de
un
buque
de
veinte,
i
una
fragata
de
sesenta caones
en
los
arsenales de
Burdeos;
i
la de
dos
buques
de
vapor, el
Monarca
i
el
Neptuno,
de 780
a
800
toneladas,
i
de
fuerza de
250
caballos:
esta
segunda
hecha
en
Inglaterra
por
la
casa
de
Huth
Gruning
i
Ca.
para
la
expedicin
de Flores. Se
dice
tambin
epue
en
Burdeos
se
preparaban
los
vveres
que
deban
servir
para
la
expedicin;
i
que
el
gobierno
francs
habia
ofrecido
no
poner
obstculo
al
enganchamiento
de
los
carlistas.
Es
de saber que la
antedicha
casa
es
considerada
en
Londres
de
mucho
tiempo
a
esta
parte
como
jente
de
la
reina
Cristina;
i
el
9 de
setiembre dio
ella
misma
una
prueba
evidente de
cjue
por lo
menos
estaba de
intelijencia
con
Flores.
Tratbase
de
reunir
en
Londres
una
comisin de
comerciantes,
que
dirijie-
sen una
representacin
al
ministerio
britnico
sobre los males
incalculables
que la
expedicin proyectada
causara
inevitable
mente
al comercio
ingles.
El
encargado
de
ponerla
en
manos
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