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REDIBUJANDO A MISTRAL

-“Lo que comúnmente se sabe de Ga-

briela Mistral es que fue una maestra

rural abnegada y que se le dio el Premio

Nobel, pero se sabe poco de su historia

como pensadora, militante y gestora de

una educación pública y democrática”-,

dice Leonora Reyes, académica del De-

partamento de Estudios Pedagógicos

de la Facultad de Filosofía y Humani-

dades de la Universidad de Chile.

Según Diego del Pozo, la imagen que

masivamente tenemos de Mistral en

Chile es parte de una refundación de

nuestras identidades culturales ocurri-

da en la dictadura de Augusto Pino-

chet. “Hay una relectura de la Mistral

que se moldea en dictadura de tal

modo en que no sea incómoda para

la discusión social. Entonces Gabriela

Mistral pasa a ser fundamentalmente

la profesora rural que escribe piececitos

de niños y toda esta otra historia al-

rededor queda en segundo plano”, dice

del Pozo, quien está seguro de que ya

para entonces “había una gran tranca

en la sociedad chilena para acceder a

Mistral por haber sido mujer, por ha-

ber sido cuestionada en su orientación

sexual y por haber sido una persona

muy de avanzada con textos muy con-

troversiales desde principios de siglo”.

Grínor Rojo, especialista en literatura

latinoamericana y profesor del Depar-

tamento de Literatura de la Facultad

de Filosofía y Humanidades de la U.

de Chile, explica que la Premio Nobel

pertenecía al Chile nacional y popular

instaurado por Pedro Aguirre Cerda,

Presidente de Chile entre 1938-1941,

colega y amigo de Mistral. “Ese fue

el Chile que fue cortado de raíz du-

rante la dictadura, por eso que lo que

luego se recupera de ella es la !gura

más tradicional de todas, la !gura de

la madre”.

Para 1945, cuando Mistral gana el Pre-

mio Nobel de Literatura, tiene a su ha-

ber tres libros de poesía y un volumen

de prosa que alcanza los 300 o 400

textos publicados en diversos países del

mundo, muchos de ellos dedicados a

problematizar sobre el rol de la educa-

ción pública y el Estado, los profesores,

la pedagogía y la niñez.

Poco se conoce de la prosa de Mistral

en nuestro país, como poco se sabe

de algunos planteamientos que emer-

gieron de ella y vinieron a cambiar la

historia de la educación chilena, entre

ellos su demanda por la existencia de

vacaciones de invierno –que “la letra

con frío no entra”, decía–, su lucha por

abrir las escuelas para todas las clases

sociales, lo que la llevó siendo Directo-

ra del Liceo de Niñas de Punta Arenas

a permitir el ingreso de todas las niñas

de la ciudad y a crear una escuela noc-

turna donde gente trabajadora, dueñas

de casa e incluso prófugos de la justicia

pudiesen acceder a la educación. Muy

avanzada para su época,Mistral en esos

años ya planteaba su abierta objeción a

Según Diego del Pozo la imagen que masivamente tenemos de Mistral en Chile

es parte de una refundación de nuestras identidades culturales ocurrida en la

dictadura de Augusto Pinochet. “Hay una relectura de la Mistral que se moldea en

dictadura de tal modo en que no sea incómoda para la discusión social”.

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